![]() Tampoco es aquella práctica habitual, comunmente extendida a la vez que enfermiza y de la cual cada vez es mayor el número de inconscientes usuarios, consistente en explicar cualquier acontecimiento o situación en base a una razón, explicación que resulta más inquietante, amenazadora y paradojalmente razonable, cuanto más lejana del objeto a explicar se encuentre. Creer dichos argumentos constituye la nociva segunda y aún más extendida, a la vez que perniciosa parte de la enfermedad. Sería pues en este caso una teoría de la conspiración, quizás de base personal, según el propio criterio y elaborada en base a deducciones, convicciones y prejuicios personales, como la anterior, pero desde un prespectiva general, global incluso. O de un Gran e Impersonal Yo. Esta segunda parte es la que realmente me inquieta, más que resultar gracioso, ganarme miradas de reojo o una medicación adecuada por el hecho de ver claro, no entender nada o explicar confuso cosas que los demás no tiene la molestía de mirar sin sentido común, a su manera, o como yo lo hago. Supongo que cuando una enfermedad mental está tan extendida, la subjetividad y la conciencia de si misma no forma parte de sus virtudes. ¡Qué escrito más espeso!... El psiquiatra me pondría un B con dos flechas hacia arriba... Lo releo... ¡y me entiendo perfectamente!... Quizás sí es paranoia pues, parcialmente... mente, ente, mente... Como Robe, necesito drogas –de calidad- y amor. Con lo segundo me conformo... y viceversa o a la vez.
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