Me destruyo a mi mismo para saber que soy yo y no todos ellos, citaba Panero a Artaud en El desencanto... Yo soy otro, recitaba Rimbaud... y se calló... Yo soy yo y mi circunstancia, pensaba Ortega y Gasset sentado en el váter... El infierno son los demás, escribió Wilde mientras hacía cola en la panadería... El infierno son los otros, copió Sartre mirando de reojo al compañero de al lado... pero el paraiso no es uno mismo, añadió Benedetti... y saco un diez... Yo soy aquel, cantaba Raphael... Yo tenía fe, Camilo Sesto en gallumbos y corona de espinas... Yo!, yo!, gritaban los demás en mi escuela... No he sido yo, repetía Oswald a la señorita... ¿He sido yo? preguntaba Urkel...
¿Y yo?... Y yo qué, ¿eh?
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