Echo, del verbo echar, de más.
Echo a la mierda –y de una vez- todo lo viejo que me impide hechar de menos cosas nuevas, hacerlas sin sentirme culpable. No te traiciono, ni a ti ni a nadie ni a mi mismo; sencillamente me hecho de menos, de hecho casi me encuentro a faltar. A días casi me sobro. Podría estar perfectamente sin mi, espero que también conmigo, con quien sea, pero ahora necesito también poderlo estar sin ti... Lo consigo... dejarme atrás, mejor aún de lado; prescindirme, me molesto demasiado, no me dejo ni a sol ni a sombra, ni descansar ni avanzar; me estoy quieto en algún lugar de mi mismo que me impide ser otro, o ser sencillamente de otra manera posible conmigo... Me miro y me veo, y eso no debe ser bueno, ya que debo ser otro entonces... ¿A quién veo, el que mira, quien es visto?... Echar tierra de por medio, hecharme a correr, sin mirar atrás, henchirme ligeramente y sin orgullo de mi mismo, dignamente; o algo que nunca he hecho: acompañarme.
Sin ningún cielo y siete suelos. Para huir Para caer Para arrastrarme O soñar bajo tierra Enterrados en un paraiso cercano Atraviesa mis llagas con tus dedos Si no me crees Y duéleme bien
Lo hecho, echo debe estar... Lo dicho.
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