Pieza de culto, un clásico y quizás la primera pieza de videodanza contemporanea, o al menos la más conocida (siempre hay alguien más... más desconocido, anterior y mejor) es Lalala Human Sex Duo Nº1 (1987), de la compañía Quebequesa Lalala Human Steps fundada por Édouard Lock allá por los 80’, y con la espectacular y endiablada bailarina Louise Lecavalier al frente. [ Disculpen... El streaming incrustado sólo funciona en Internet Explorer... ] Y a mi que me suena esta chica... su vestuario... y la coreografia entera... ¡Bingo!... ¡Es la misma que aparece en “Fame”!... No la serie del profesor Shorofski sino el videoclip de David Bowie... [ Dirigido por Gus Van Sant, Fame cuenta con la presencia de Bowie y la bailarina Louise Lecavalier de La La La Human Steps... Nunca antes se había visto semejante fusión de danza, deporte, cine, y rock. El trabajo tiene una convulsa, diabólica y perversa belleza...] territoris dansa.03 / enter territoris dansa.02 / infected
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En la mayoría de casos en los que hay polémica, opiniones enfrentadas... el debate se limita, o parte mejor dicho de dos opciones: los que quieren que todos hagan lo mismo que ellos, y nadie más pueda hacer otra cosa diferente, y los que quieren poder hacer ellos una cosa, y los demás lo que decidan y quieran... [ ¿Derecha? ¿izquierda? ¿adelante? ¿detrás? ] Lógicamente con esos -fácilmente identificables- puntos de partida siempre me quedo con el segundo, empiezo desde el segundo. Con el primer punto de partida, e independientemente de la conclusión, norma, opinión... de la que partas, resultado al que llegues, estarás obligando, excluyendo, imponiendo, prohibiendo... dejando fuera de lugar en definitiva, a todo aquel que no sea de tu parecer. Lo mismo da, y da igual que defiendas una opinión, otra o la contraria... si tu punto de partida es incluir a todo el mundo en el resultado y excluir -o peor- a los que no la compartan... Con el segundo en cambio en el resultado obtenido cabremos todos... yo hago lo que quiero libremente hasta cierto punto -tu pie-, que tu puedes llevar chanclas, deportivas, botas de montaña o zapatos de tacón. [ ...o de la piel pa' dentro mando yo, que recitaba Escohotado con Mil Dolores Pequeños ] La primera opción es la más sencilla: sólo tienes que conseguir -por cualquier medio- la mayoría simple -y tonta- e imponer tu criterio, en el cual no cabe el de los demás -la minoría absoluta-, al cual tienen que adaptarse y atenerse (que joder) todos. Integrismo. La segunda, pelín más complicada: pretende conseguir un acuerdo en el cual, se tengan en cuenta todas las opiniones, que todas puedan ejercerse sin perjuicio de las demás, de los de las demás... de los demás, no está de más decirlo, además. Las minorías siempre somos más, literalmente y en todos los sentidos. Solo que los demás se ponen de acuerdo en ser mayoría... única y absoluta, y acabar con todas nosotras. La mayoría es tirana, sosa, rancia, fea y cobarde (como para no aceptarnos). Cuestión de organización.
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Los recuerdos son fragmentarios y sesgados... También selectivos e interesados, lo había olvidado... a conveniencia de cada uno de nosotros, para la supervivencia de un moderado y no excesivamente avergonzado yo, a veces a inconveniencia de los demás, alguien en concreto, cuando queremos (no) verlos de alguna determinada manera. Supongo en parte debe ser bueno que así sea... de otro modo sería imposible mirar adelante llevando ese peso, detrás y además encima, que es la memoria... Una memoria... verídica, ciertamente. [ o “la verdad es para encarar el futuro”, mientras que la mentira “para soportar el pasado”, que aforiza Jorge Wagenberg, doctor en Física y Teoría de Procesos Irreversibles en su último trabajo “A más como, menos por qué”... ¿Y porqué A más cómo menos por qué?... Porque es preferible responder a algún cómo que preguntarse tantos y a todo porqué, o porque entonces el porqué deja de ser lo importante y pasa a serlo el cómo, como comprender las cosas que la razón, o asimilar la sinrazón, cualquiera que sea por la que pasa lo que pasa, y lo que no pasa o pasa de largo, lo que pasó y lo que no sucederá pues también... Pues nada pasa una sola vez, y sin embargo todo vuelve a suceder siempre diferente... los mismos errores tal vez... El porqúe no es práctico y siempre resulta insuficiente, fundamentalista: por definición nunca podrá abarcarlo todo ni estar seguro de nada; el cómo sin embargo puede resultar útil, como hipótesis al menos, sólo a veces, pero a veces ya es más que suficiente ya es más que nada] Te diseñas un recuerdo que te deje en buen lugar... que te absuelva benevolente... Que condene a los otros y a ciertos algunos... En el olvido, o en mala memoria los tengas.... Planificas un olvido a medida, premeditado, consciente y gradual, como un terrón de azucar disolviéndose y goteando sobre una copa de absenta... Bébela despacio y olvidaló olvidalá olvidamé... Va a subir la marea y se lo va a llevar todo. [ y yo no sé nadar ni floto ] ¿Podríamos decir pues que el olvido es un requisito, o una exigencia (para vivir)?... No recuerdo la respuesta acertada... Sí en cambio demasiadas cosas... Mala cosa... Las buenas aún duelen más, pueden dañar mucho más... Pesan, lastran, acaban contigo.. Todo lo malo se acaba... Lo bueno en cambio perdura, para bien o para mal, ni que sea en el recuerdo... O precisamente por eso. Sin memoria no hay dolor.
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Eres buena persona... Mucho y muy buena persona, además de inteligente (mucho más que la mayoría de gente)... Pero durante (ya) demasiado tiempo te empeñas en demostrarme todo lo contrario. De ambas cosas. No sé con qué intención ni porqué, placer, rencor, desencanto, enfado, disgusto conmigo/contigo/contodo, te empeñas en (tratar de) ponerme en ridículo, evidencia, incomodidad, faltar, avergonzarme y más cosas (que llegan al insulto) ante terceros, o incluso segundos ante los que tu resultas tercera parte en esos momentos. Es más... Eso sólo sucede precisamente ante terceros, no entre tu y yo (que un diamante no es para siempre y una amistad tampoco necesariamente). Me sabe más mal por ti, que te aprecio y mucho, que al fin y al cabo vergüenza tengo poca, casi tan poca como autoestima. Sí en cambio criterio e independencia, como para que me importe tres pepinos lo que opine la gente de mi. A usted en cambio sigo (man)teniéndosela. El respeto y la estima, y espero que la amistad. [ Parece que no me conozcas, o a veces me pareces desconocido ] No me interesan los amigos presuntos, supuestos o a crédito y las “en el fondo” buenas personas, sino los que ejercen como tales, y a diario. Por ejemplo hacerte sentir bien. Hacer sentirte bien. O al menos lo intentan. Si es todo lo contrario imagínate. Hasta la próxima, nos vemos (y no necesariamente en los bares). Alfred ( * Titulo semiprestado de Stefan Zweig )
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Me doy cuenta, como demasiadas veces a posteriori, tarde y mal, la experiencia es lo que tiene, que... Demasiadas ocasiones, o mejor dicho, en algunas (que yo encuentro demasiadas) de las pocas ocasiones en que se han fijado en mi, han y he entablado amistad, relación... (y dejado de hacerlo, mirar a otro lado, mirar a los lados y...), y viceversa pues no voy a ser yo diferente..., ha sido por escasas, concretas y puntuales cosas... rídiculas, vanas y banales cosas basadas en hechos circunstanciales, superficiales, ocasionales... basadas en preferencias, ascos, gustos, manías, fetiches, supersticiones... En estados de ánimo pasajeros, buenas temporadas, malas rachas, peores momentos, certeras casualidades, malditas coincidencias, afortunados errores, desacertados aciertos, divinas palabras, asesinatos no premeditados y accidentes que ni a postas... Amistades, parejas, compañeros, queridas, historias... varias para no dormir, tal vez soñar demasiado... Y no, no creo que esa... así... eso... sea lo mejor, la mejor manera (ni ninguna) a la hora de valorar, apreciar (y aún menos despreciar) a los protagonistas de nuestras vidas, sean historias, compañeros, parejas o queridas... queridas amistades. Prefiero la personalidad (una o ninguna) al carácter (según convenga), el buen fondo a la bonita forma, lo permanente y duradero, el proyecto a la hipótesis, las mejores y claras intenciones a la difusa y “buena voluntad”, lo constante y voluntario a lo casual... por ejemplo para incluso saber ser superficial, dónde, a sabiendas, con quién y cuándo, cuando es profundamente necesario serlo (pues no hay otra). No se me ocurre mejor manera para definirlo que diferenciar entre lo anecdótico y el detalle... EL detalle, aunque también nos confundamos a menudo con ellos, y al por mayor, pueden señalar algo... bueno o malo... En todo caso tampoco son definitorios, definitivos, absolutos creo... Pues ni detalles, flores o anecdotas hacen verano... Lo importante es el dia a día, AL detalle, y en serie como un asesinato... Es ahí donde los detalles resultan relevantes, reveladores y significativos... y las anecdotas simplemente... ¿anecdóticas?.. La cuestión es saber identificarlos y reconocerlas. Y sobretodo diferenciarl@s... No a la ligera sino con fundamento... y conocimiento de causa, persona y efecto. En efecto. Lo segundo, lo anecdótico, es nada, o lo que uno quiere que signifique, a su conveniencia... Es ahí donde solemos poner pegas, inconvenientes al otro... o devenimos fanes ciegos e incondicionales, sino fatales... Y nos equivocamos... Lo anecdótico es irrelevante... debería serlo... Pues en esta ocasión lo importante es lo básico (y es cualquier cosa menos el instinto, sino a los hechos... me remito y me refiero). [ Tal vez tuve demasiados detalles, para lo anecdótico que yo era, soy o lo que coño fuere, no sé o seré para ti, tal vez un accidente]
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3. Querer (dar) más del 50% a alguien, además de contraproducente -y cansar- supone inevitablemente dejar menos del 49% de espacio para ser querido... No todo el mundo está dispuesto a recibir tanto sin hacértelo pagar, sentirse obligado, culpable, en deuda o echártelo en cara tarde o temprano, no obstante si a dar menos que cero.... Principio de amor al prójimo (como a ti mismo, pero mismamente, o más o menos al menos oye). 4. Recuerde: menos es más. Más no es siempre mejor. Y mejor no siempre es lo más bueno... Y los buenos evidentemente no van a ninguna parte. 5. No mentarás, chitón, criticarás bajo ningún concepto a la persona deseada por quien tu quieres, o querida por quien deseas. Sólo incrementarás su interés por lo ajeno, además de crear suspicacias por ser parte implicada e interesada... Y el interés se paga pero bien. El desinterés en cambio se cobra, y cotiza al alza un 15%. Además, el silencio muda tanto, es tan bonito e inteligente oye. 6. ¿Queréis que vuestra actual pareja/amante/compañero/novio/novia os quiera para siempre?... Es muy sencillo... Abandonarla antes que ella a vosotros... 7. Demuestra la mitad de lo que sientas. Da lo bastante, guarda lo necesario y recógelo todo. Y siente el doble de lo que recibas. Una ligera autoestima, o mínimo respeto y amor propio es más que necesario para no acabar resultando odioso. Una excesiva en cambio lo bastante como para que te quieran (según parece... La vida es así –tampoco la he inventado yo, que mis derechos de autor y la culpa de todo tendría, ni me propondría hacerlo-). 8. Hazte caso.... En realidad sabes lo que hay (y lo que no), eres más consciente de lo que crees. Pero mucho más inconsciente de lo que debieras... Creeme... Pero hazte caso (de una puta vez)... Que de ilusiones no se vive, sino todo lo contrario. 9. La insistencia sólo cansa, especialmente al otro (y no convence). La persistencia desgasta, sobretodo a uno mismo (convenceté). Y la paciencia mata. Unicamente al que espera... 10... y a otra cosa mariposa. Resulta la mejor opción a las semanas, escasos días vista, si es que la tienes...: no es necesario perder más tiempo con quién sabemos que no quiere hacerlo con nosotros. Epílogo: En el amor manda quien menos quiere. Quien menos quiere más deseado resulta. Aquel aquella aquello que resulta “no funciona”, o ya nos encargamos nosotros –aburrimiento, falta de costumbre, exceso de imaginación, entropía emocional, cena recalentada y desastre a repartir- de que así sea. Y lo que no funciona funciona (lamentable y habitualmente prescindiendo de ti). Os garantizo ese final.
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