Nervios: Pequeña e infrautilizada red doméstica de extraordinaria capacidad de proceso pero de escaso uso y menor aprovechamiento. Como disponer de ADSL 20 megas y navegar a velocidad de RTB con todos los puertos del router cerrados, o ¡mierda Low ID!, que decía Aldous Huxley. Cordura: Sinrazón a un milímetro de desatarse. Equilibrismo del sentido común, el más absurdo de todos ellos. Razón: Stock del cerebro, provisiones del pensamiento lógico que nos conducen sin embargo a las acciones más ridículas y absurdas. Delirio: Que ella o él volverá. Que nos tocará la lotería. Que tenemos futuro... Cada uno tiene los suyos, que suelen no obstante ser comunes en la mayoría de mortales. Todo el mundo, decía Artaud, tiene derecho –sino la obligación- al libre desarrollo de un delirio y a los actos y consecuencias que se deriven del mismo... Totalmente de acuerdo (salvo en el caso de los políticos). Lo incluiremos en el próximo Estatut (o Constitució ya puestos). Pensamientos: En Lidl los venden a 0,49 €. Degoteo del cerebro, que habitualmente piedre aceite por un tubo. Ideas con fundamento, que no necesariamente resultado. Cerebral: Antónimo de fogosa. Dícese de aquella mujer con la que no hemos conseguido establecer relaciones sexuales. Aplíquese igualmente a aquellos hombres cuya apariencia de seriedad autoimpuesta, profundidad aparente no implica nada, sino que nada poseen tan siquiera en la superficie (más que el aspecto de bonitos merluzos; no obstante ellos si pescan en río revuelto, aguas turbulentas y en el puente sobre el rio Kwai –resentido que es uno, qué pasa-). Pueden leer a Paul Auster, vestir con perro pulgoso a juego y pasear con guitarra (que en ocasiones incluso saben tocar, habitualmente mal). En ocasiones gafas y todo (pese a que desvirtuen su profunda, lúcida y penetrante mirada). 2. Inteligente aparcado en doble fila. Sin distinción de género, considérense también a aquellas personas que sopesan en exceso y en demasía, además de mucho y hasta el aburrimiento, y vuelta a empezar (nada) cualquier acción, descripción, posibilidad, emmm, enumeración que les conduce (sin movimiento alguno valga la incongruencia) a la parálisis más absoluta, a la quietud más intranquila o a hacer lo mismo que todos, es decir: mal, con el agravante de tarde. Descerebrado: Cerebral por anticipado. Idiota con prisas. Con ellos llegó el desastre, y (encima) antes de tiempo. Paranoia: Locura egoista. Creer que los demás existen precisamente contra uno, cuando resulta más que evidente que van contra mi (que lo sé que lo veo). Esquizofrenia: Locura altruista y desprendida. Creer que somos varios o cualquiera (que no sea yo, que bastante tengo con lo mío oye).
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Cerebro: Nuez gelatinosa. Bombón relleno de nervios. Fondo de armario sin fondo, depósito de sueños irrealizados, recuerdos pasados que mejor olvidar (y hacer sitio) e inconfesables deseos (que casi mejor no confesar y aún menos llevar a cabo). Fábrica de malas ideas y peores intenciones. Isla de conciencia en un océano de inconsciente –que decía el marrano de Freud- en el que nuestro yo se ahoga, el ego campa a sus anchas, el ello y la otra navegan, y uno que pasaba también hace aguas. [ Dicen que los sueños resuelven el presente cercano y presienten el futuro más próximo. Yo casi preferiría resolver el pasado, (pre)sentir el presente y olvidar mi futuro... ] 2. Órgano habitual en las personas humanas localizado bajo la gorra (salvo en mimos, que lo llevan en la mano o la dejan por el suelo para ganarse unos durillos). La necesidad crea el órgano... En cambio la falta de uso no lo destruye... Locura: Condición necesaria, aunque insuficiente, para soportar la vida o afrontar la muerte. Imprescindible serlo, no necesariamente estarlo (salvo no quedar otra alternativa). Un pequeño desengaño tras cientos de consecutivos, ligera indisposición tras mil dolores pequeños... Una insolación, como Hölderlin, la que te recluya en una habitación, te excluya del mundo y te aparte de la realidad (como si de un blogger se tratase)... Hecho traumático... una visión, demasiado intensa, encontrarte a tu doble de frente, alguna revelación, como aniquilación del propio ser... Un caballo azotado hasta la muerte en los ojos que te recuerde al sueño de Stavroguin, como a Nietzsche en una tarde demasiado soleada de agosto, o… ... Sin embargo la locura, o la manera como uno se sumerge en ella no suele ser así de romántica... Un cordón roto en el momento (in)oportuno puede ser más que suficiente para desistir, dejarse llevar, abandonarse en uno mismo o en otro cualquiera… Junto a la muerte, el dolor y la suegra, el miedo a la locura constituye uno de los terrores favoritos de las personas humanas vivientes... demostración: los muertos no tienen miedo; las personas inhumanas nos aterran, un poco más que las humanas; las impersonas nos producen pánico... Finalmente, aquellos que no tienen miedo nos contagian su locura. Cierta dosis de locura es recomendable pues para una ligera y aceptable cordura. Y cierta locura simplemente para no estar muertos, soportar esta puta vida o simplemente no suicidarse de aburrimiento masticando un día cualquiera. Cabal: Hacel un agujero nel suelo.
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El mundo está lleno de niñas y niños “bonitos” que te apuñalarían si tuvieran oportunidad... en todos los sentidos y literalmente si fuera necesario... Quedarse con tu trabajo, levantarte a tu chico/chica, colarse(te) en el súper, olvidarte(semele) por inconveniente o cuando tienes problemas, acordarse de uno y de tu madre, de tu Fiat Uno si es necesario, si eres utilitario como un Supercinco o un Cientoveintisiete, adelantarte por la derecha, pedirte cincuenta euros y cambiarse de nombre, pagar con tu cartera, pedir que es gratis, no devolver que sale muy caro, dejarte colgado que pesas poco, desaparecer cuando no interesas, pesado que eres ostia, o cuando interesa que desaparezcas... En fin, multitud y un sin fin de cosas y situaciones en las que, evidentemente van a salir beneficiados (a tu costa), o ellos y ellas únicos indemnes (a tu pesar, y para tu exclusivo perjuicio). [ Cosa que tampoco quiere decir que les vaya bien así... No es que exista una justicia divina si de hecho no hay dios, y aún menos que crean en ella a secas... Pero existe el tiempo... El tiempo que no tiene precio que no se puede comprar que pasa que se acaba pagando que se va que no llegará que pierdes que está, siempre presente para todos por igual... Es lo más parecido a la justicia ] Decía no sé quién -con un ego, dos blogs y tres ombligos-, el hombre es la medida de todas las cosas... Qué estupidez... Me inclino, y me caigo –soy reincidente habitual y propenso a hacer abuso de la gravedad- por pensar que más bien se trata de la proporción útil, como un cerdo del que todo se aprovecha (y si no al mondongo); aquella parte de los demás de la cual obtienen algún uso, cierto beneficio; medir en función del utilitarismo y la funcionalidad que les proporcionan, y si no es así simplemente aquellos dejan de ser ya no existen (sin ton) ni son. animación: javad.8m.com Consiste en medir a la gente a lo ancho, y por la longitud de su sombra... Contemplar que horquilla abarcan, margen de existencia aprovechable... de qué disponen, su potencial, prestigio social, fama, recursos, conocimientos, amistades, perspectivas, popularidad... cobijarse cuando toca, sacar provecho cuando conviene y ceñirse exclusivamente a aquello que poseen, o parecen ser y tener mejor, en la medida en que de ahí pueden obtener algo a su favor... Suman y siguen... Sobre, más que supervivientes, pues por encima de los demás navegan (haciendo aguas allá donde van). Es fácil construirse una sombra alargada; tan sólo hay que encararse hacia el lugar oportuno en el momento adecuado. Inventarse a uno mismo, como crearse un perfil en myspace, orkut, hi5... que resulte... resultón... En la vida irreal que tenemos no es demasiado diferente... Como (des)dibujarse en un espejo sin reflejo, nada por aquí nada por allá... hop!, en ambos lados vacío. ¿Dónde crees que estás? (continúa...)
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(continúa) ... A lo que me refiero... También en un segundo, como aquel, y recuperando el hilo, descubres que quieres a alguien, pero por un cúmulo de cosas abstractas, químicas, mágicas, absurdas... ... cosas profundas -muchas inconscientes, demasiadas irracionales- y acumuladas en el tiempo; podrías intentar describirlas, concretar el porqué, dudo que lo consigas... pero no descubrir la razón de ese cuándo en que te percatas del hecho, de poseer el sentimiento. Y de la persona hacia quien va dirigido. En mi caso –salvo alguna desafortunada ocasión, en que me mostrado precisamente con quien no (lo) esperaba, en todas las demás me he reservado demasiado con quien esperaba todo lo contrario-, no sé si desgraciada o afortunadamente las cosas del querer han sido siempre progresivas y sin retorno, y siempre demasiado lentas, a mi pesar, e independientemente del avance o retroceso de la situación con aquella persona... Suelo ser excesivamente maldiestro con las cosas del querer.. Excesivamente reservado y cerrado o demasiado abierto, no tengo término medio... Siempre excesivo, por defecto y por exceso y a la vez incluso... No sé decir las cosas que suelen resultar (porqué sí, hay cosas que resultan... pero a mi no me gustan.. no me gusta ni quiero que sea así... Así no es... No soy así ni puedo ni quiero serlo... No me lo creo.. no lo quiero creer)... Digo inconveniencias... Callo demasiado... Hablo cuando no toca... Y me equivoco demasiado a menudo... Pero soy yo... No seré otro... Intentaría ser de otra manera tal vez, a medida incluso... pero es, o será a mi a quien quieran o no. Es algo incondicional. Al completo y hermético como una lata de sardinas. Pues sí, yo te quiero más que ayer pero al menos igual que mañana: algun@s se quedan como están, ni más ni menos; a otr@s l@s quieres más y más, día a día, incluso sin darte cuenta; hasta el preciso instante, ese segundo, en que te dices, sin temor, sin dudas, y sin saber porqué: Le quiero, la quiero. Decírselo a ella o a él, qué hacer con “eso”... ¡y cómo!, es otro tema... [...uno de aquellos que debí saltarme, como todo lo importante para una vida levemente útil, mínimamente funcional o aceptablemente feliz, a poder ser ligeramente acompañado, diferente a la que tengo en definitiva ]
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NOTA: He reescrito(a posteriori) este texto en los últimos años. Repensaba (cada vez) en alguien en concreto cuando lo escribía... En alguien en concreto con quien nos hemos dispersado... Yo aquí, y ella y ella y ella en cualquier otro lugar, inconcretamente, difuminado todo y difusos ambos. Buscando amor coleccionamos juegos de cama, cuatro fotos, calcetines impares y número de teléfono a los que no contestaremos, o que no se dejan marcar... Encontramos sexo (y poco), nos encontramos sólos (y mucho, y mucho más)... pues tiramos por la ventana a quien (nos) quería algo más. A quien nos quería algo mas que (para) follar. Idiotas todos, todas. Yo el primero. Hay cola detrás. ¿Pero a quién le importa el amor teniendo sexo, si jovenes y hermosos somos suficientes y crueles como quien puede? Pues a todos, idiota. Pide tanda y espera turno. Las personas no resultan ser intercambiables ni reemplazables... Todas muy parecidas pero únicas, al fin y al cabo, aunque algunas más que otras, más prescindibles, más necesarias... Y de eso va, de lo parecidamente diferentes, de lo mismo y distintamente iguales que podemos ser y sentir; de ello más o menos trata... Me gustaría pensar que el texto no ha sido lo único que ha quedado, que tenga algún sentido (todo) en si. Al menos por y para ello lo publico... Al menos eso... Si no de qué. ¿Habrá sevido para algo? La utilidad es un concepto que me resulta extrañamente ajeno. Opuesto tal vez. Alla va pues... Hoy he descubierto, no sé porqué razón, que quiero a una persona... Me pregunto qué ha sido, porqué, qué palabra ha pronunciado, qué gesto ha articulado; qué ha hecho -nada especial creo-, qué arteria o neurona ha estimulado para que así sea. No obtengo respuesta, y las que intento darme tampoco me convencen. Perfecta, por repentino e inesperado, pero también equivocadamente podría confundirse esto con el enamoramiento... Pero no, no estoy confundido pues creo estar seguro –sobre sentimientos cada uno tiene toda la razón, imaginaros el sin-sentido- que el amor auténtico no existe, y, dado parece una contradicción me explico: Existen amores, tantas maneras diferentes de sentir cosas más o menos parecidas como personas las sienten y deciden nombrarlas de la misma forma... Existen “amores”, en plural, y precisamente por “singulares” e individuales, por diferentes... “únicos”: no sé, ni yo ni nadie de qué me hablas cuando hablamos de amor; aún menos lo que sientes con y por culpa, o gracias a ello... Sólo existe el amor cuando es autentico. Nada igual. Nada como eso. Ni como antes ni después así... Y en ningún momento puedes explicar(te)lo. Nunca he sido demasiado, o lo suficientmente consciente de mis sentimientos hasta que ya ha sido demasiado “tarde”, pero no es de lo que estoy hablando... Te desenamoras y pierdes todo interés por una persona de la misma manera que puedes enamorarte de alguien en un segundo y por algo, o un conjunto de cosas en concreto, superficiales, te des cuenta o no de ellas, las aceptes o te avergüence reconocerlo, caso de conocerlas. ... ¿detalles, manías, supersticiones, fetiches...? [ Esa incierta “dosis de cálculo místico diluido en nuestras conjeturas” que decía La Rochelle, elemento de la economía íntima y personal que no puede estar completamente ausente de nadie. Ese procedimiento de especulación siempre presente en cualquier sopesar, considerar, criterio, opinión, juicio, deseo, valoración, suposición, observación, animadversión o querencia... ] Eso puede durar toda una vida sin ser consciente de la verdadera naturaleza de tu “amor”, de que realmente es así... ¡Enhorabuena!, no hay nada mejor que otra cosa si esa está “sencillamente” bien de por si; aún más si resulta así, de esa manera... (continúa...)
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