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¡Ele! ¡ele!... No es que nos llevemos muy bien... ni bien ni mal, vamos, sino todo lo contrario. Todos tenemos un padre (supongo), y alguna vez (al menos yo sí) le hemos recriminado, ni que sea inconscientemente, el hecho de tener hijos (y no hablo de mi hermana -aunque a veces a veces, jummm...-). También el hecho de no ser perfectos e infalibles, pues a un padre no se le perdona nada. Así somos, sí, todos y cada uno con el suyo en algún momento... ¡y no me pongo freudiano que me irrito! No sé si lo he comentado en alguna ocasión, a riesgo de repetirme más que el ajo: Hacerte adulto es aceptar que tus padres no son perfectos; crecer asumir que tampoco uno mismo... y mayor, quizás, perdonarlos por habernos parido, sin acritud ni rencor, asumirse en definitiva ante ellos... ¿Y qué?, ¿qué hacemos ahora?... ¡Pero qué incómodos son!, aquellos momentos en que puedas sentir lástima o pena, por sus errores, frustraciones o desaciertos (como si no tuvieras bastante con los propios), por su edad... y por sus hijos, también... Pero la verdad es que he tenido mucha suerte: Me dejan ser como soy, y eso no es nada fácil; por cómo soy, y por dejarme serlo (no sé qué hacer, ni qué haría yo conmigo...). Puedo ponerme en su lugar, y me da miedo hacerlo; pero aún más poderlo estar algún día... Prometo solemnemente pues, no ser padre, ¿algun notario entre los presentes?... ¡Denme fe! Lo mejor que se puede decir de unos padres es que si al nacer pudieses elegirlos, los escogerías a ellos. Y viceversa, porqué de verdad que les ha tocado el gordo... Y todo esto, ¿a qué venía?... ¡Ah, sí!, a que hoy me he encontrado en la cama con “esto”... Un amigo dibujante de mi pare colecciona cómics, y no sabe ya ni dónde ponerlos... Parece mentira, ¡ni que me hubiese parido!, ha escogido cuatro volúmenes de la Colección X de Ediciones La Cúpula, ejejej... [EL VIBORA necesitaba 8.000 ejemplares mensuales, o sea unos 3.000 nuevos lectores (o viejos repescados como yo) para poder continuar en los quioscos... El nº 290 ya está a la venta...] PD: ¡Ah!... ¡i visca la república! (pensaba que hoy era ayer –y va con terceras...-)
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Para C, para que el pasado no sea un recuerdo. "Elegir esto o aquello es afirmar al mismo tiempo el valor de lo que elegimos, porque no podemos elegir el mal, lo que elegimos es siempre el bien, y nada puede ser bueno para nosotros sin serlo para todos." Jean-Paul Sartre “No juzguéis” Jesucristo Puees... Puedo estar de acuerdo con la primera parte de la proposición, y en parte, pues no toda elección es “afirmativa”... ¿¡o sí!?, ¡pongamos que sí!... Puedo elegir el daño y el mal, dañarme a conciencia (o gratuitamente -si no me pagan-), el dolor. Puedo elegir también, contra mi opinión, contradecirme o “contraproducirme”, decidir contraproducentemente... para mi, y pues, ¿para todos?... Fumo y me gusta, el tabaco es malo -¡y qué!, ¿y qué, no lo es?-; y fumar -con “el otro”, el extranjero- es, a hoy día “el mal”; elijo fumar... ¿debo emigrar pues?... Me odio y quiero morir... ¿todos deberían morir conmigo, o mi muerte será beneficiosa para todos –yo incluido-?.. ¿Soy Jesucristo?... Cristiano sólo hubo uno... y murió en la cruz... (y resucitó al tercer día cual zombie o muerto viviente –otro guantazo me cae, mi mare... ya se sabe, estos días...-). ¿Afirmamos ocasionalmente el valor del mal?, ¿o elegimos siempre bien.... y el bien? En todo caso si se trata (como siempre) de una cuestión lingüística y llamamos “bien” a aquello elegido precisamente por recibir nuestro apoyo, nada que decir... No sé qué diría Sade al respecto, pues habla "otro idioma", pese a que el sentido, perdón, la dirección, es exactamente la misma... y el lenguaje otro. ¡Ahora bién! (o mal), en añadir que nada puede ser bueno para nosotros sin serlo también “para todos”, no permite la lectura anterior de la primera parte de la proposición (indecente a todas luces). Si todo aquello que elegimos es bueno por el hecho de ser la opción elegida (¿hay alternativas, por cierto?), lo es y también por el hecho de ser “nuestra”.. ¡o mejor!, de cada uno de nosotros, pero no necesariamente de todos (¿dónde está la libertad?, que diria Braveheart... El “bien común” –valga la contradicción- no existe, Nietzsche responde)... Siempre habrá alguien que escoja en negativo (positivamente o no)... y que escojerá bien (o igual de mal), pese a haber decidido en sentido contrario... ¿dónde?, ¿dónde está la libertad?... sinó en el mal. [En bachillerato suspendí un examen de lógica... Le hubiese -necesaria, y transitivamente- partido la cara a aquel gordo barburdo... de haber pesado 80 quilos más, vamos.... AB, BC ¿ergo AC?... Ponte a discutir con alguien que te pasa cuatro palmos la naturaleza de A y de B, y tómate una aspirina, C]
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