Semejante a como explica Laura, sino peor: Esa escalera es mecánica, implacable: nunca se detiene, y naturalmente siempre desciende; restar quietos nos conduce hacia abajo, a colisionar con los que ascienden; intentar subir sólo consigue mantenernos en la misma posición, desgastándonos aún más si cabe por tan vano esfuerzo en una situación ya de por si desfavorable... Dos opciones pues: Saltar, abandonar esa dirección viciada por un sentido de descenso; movernos lateralmente, fuera de lugar, ¨salirnos¨ hacia cualquier otro sitio donde no exista un empuje, inevitable, una dirección, unívoca, y un sentido, hacia abajo. Empujar lo que está cayendo, dar media vuelta y asumir la caída, añadir celeridad a ese movimiento natural. Ya no caemos, ascendemos hacia abajo a una velocidad de vértigo, casi volamos, apartamos con los brazos a aquellos que ¨descienden¨... Nada importa... tu, ni tampoco los demás; nada ni nadie te puede parar... el viento, la pendiente, nuestra carrera... los pies despegan del suelo... Es una caida libre donde definitivamente no queda más remedio que construir suelos en el aire, fabricarse unas alas o aprender a volar contra el viento. Tu eliges... ¡Pero atención!, no puedes regresar a esa cómoda posición donde eres conducido sin, o contra tu esfuerzo, pero carente de fe y a merced, al ritmo de los hechos, hacia algún lugar conocido; ni detener ese salto al vacío que implica la asunción de la caída hacia lo desconocido, pero voluntaria... Querer, ni que sea lo que venga, es poder... volver a querer, y lo único importante... Voluntad, de lo que sea, pero querer... Un gran Sí, a todo, a la nada, a un no definitivo... y a otra, y cualquier cosa.
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Me gusta la literatura rusa... Dostoievski claro está, pero tampoco el que más... (Lermontov, Turguenev, Agueev...)... y de Dostoievski quizás sus "obras menores"... Así, y a excepción de los Demonios –uno de mis libros favoritos- me quedo con El doble, El jugador y, especialmente las Memorias del subsuelo (también traducido como Memorias de un hombre subterraneo); un libro además de inquietantemente divertido, absolutamente contemporáneo, estemos en la época que estemos; intempestivo pues. La nota del autor también fue utilizada por Easton Ellis para prologar su American Psycho... Podría servir perfectamente también para esta bitácora... a veces... quizás cada vez menos...El autor de este diario, y el diario mismo, pertenece evidentemente al campo de la ficción. Sin embargo, si consideramos las circunstancias que han determinado la formación de nuestra sociedad, nos parece posible que existan entre nosotros seres semejantes al autor de este diario. Mi propósito es presentar al público, subrayando un poco los rasgos, uno de los personajes de la época que acaba de transcurrir, uno de los representantes de la generación que hoy se está extinguiendo. En esta primera parte, titulada Memorias del subsuelo, el personaje se presenta al lector, expone sus ideas y trata de explicar las causas de que haya nacido en nuestra sociedad. En la segunda parte relata ciertos sucesos de su vida.
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No me refiero al vino peleón, ni a ser señalado –¡qué mala educación!- por algún dios... si no es negativamente... ¡Pues eso... y para no darle más vueltas al asunto... que Torrebruno me escogió!... Fue cuando era aún más pequeño... 8, 9 años debía tener... yo, que Torrebruno llevaba ya por aquel entonces –igual incluso ese día- unos cuantos carajillos... Un circo de verano o algo así, en lugar de la lucha libre habitual de los sábados con mi tío... los Peiron, la Puri y otros enmascarados foráneos... El caso es que llamaba yo, dedo levantado al aire como -no hacía- en clase, al hombre de las palomitas, coincidiendo con la solicitud de voluntarios por parte del entrañable amigo de los niños... no mío que demasiado afecto tampoco le tenía... No sé que pasó que un hombre me cogió de la mano y me arrastró hacia el escenario, yo pisándome los pantalones de campana, flequillo sixtie al viento, y mirando atrás sin perder de vista ni dejar de señalar a las cada vez más lejanas palomitas... ¡eeeeeeeh!... Clong, clong, clong, unas escaleras y... Bieeeeeeeeeeeeen! Aplausos, focos, más aplausos y un hombre bajito sonriendo, con un assssento que me esssscupía a cada palabra, ensssseñandome todos los dientessss como un psssicópata... Pánico, parálissssis... Con los ojos abiertos como platos, paranoicamente atento al mínimo detalle, moviendo rápidamente la cabeza hacia un lado y hacia otro, no sea que viniesen más hombres bajitos y sonrientes, armados con una guitarra, y por la espalda... ZOOOM!... A partir de aquello ya no me acuerdo de nada... pero supongo que debí hacerlo bastante bien, porqué de los enoooormes aplausos y el griterío resultantes de mi intervención, ¡uh uh yupiiiii uuuuh!, no pude más que salir por piernas de allí, zapatos ortopédicos para que os quiero, del terror que me entró en el cuerpecillo. A las horas, y temblando aún, finalmente encontré a mis padres que casualmente también me andaban buscando, ya que no aprovecharon la afortunada ocasión que les prestó el destino en forma de maravillooooso mundo del circo para poner un plato menos en la mesa y ahorrarse todos los disgustos que les he dado, a posteriori y sin premeditación ni alevosía... nocturnidad, pues alguna vez... El premio que me tocó y no recogí, un scaléxtric según me dijeron, pudimos comprarlo después de muchos años de ahorro y algunas restricciones... Ladrones en la familia no hemos tenido nunca, por desgracia... Con un par de chorizos de segunda generación, quizás ahora no estaríamos hasta el cuello, ya a mitad de mes... Y es que ya se sabe que toda fortuna proviene de un crimen, sip... ¡Menudo-Gran Circo!
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El equivalente a una chica simpática es un buen tío. Si además resulta que te consideran atractivo (¿?) lo único que puedes hacer con él es follártelo alguna vez, literalmente si te apetece, y en todos los sentidos que decía Rimbaud, darle una palmadita en la espalda, joder que buen tío eres, y atractivo, eh?, y seguir utilizando su estúpida bondad, como hace todo el mundo, esas hipótesis de proyectos de personas que pueblan como un virus este mundo utilitarista y deplorable. Hartazgo, desasosiego y asco. Harto de dar, todo, sin preguntar, nunca, no recibir, nada. Nada más y nada menos que lo que uno, que ya espera muy pocas cosas, ni se pudiera imaginar a estas alturas. Por debajo del suelo. ¿Es tan insustancial la cosa? ¿Así va la vaina? ¿Pero, aún no sabes de que va la cosa? Uno cree estar curtido en el arte de la decepción, haber realizado un aprendizaje intenso, repetitivo y profundo; las cosas y los sujetos se encargan de desmentirlo, de desmentirte; de asegurártelo incluso, y decepcionarte nueva y profundamente. La capacidad de sorpresa en el ámbito del desasosiego resulta inabastable. El proceso de demolición, aúnque creas estar totalmente derruido, nunca acaba. En destrucción. Asco y desolación. ¿Pero qué te pasa?... ¡Mierda!, es lo único que puedes decir, que te sale de la boca... ¡Mierda!... Lamento este post, por los cinco que nos leen, los tres a quienes interesa, y por uno, que lo escribe.
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A medio camino entre el tecno más minimal, la electrónica más vanguardista y el ambient industrial menos ruidista, más refinado e hipnótico, Muslimgauze es de aquellos compositores capaces, como Autechre o Aphex Twin de transportarte a su mundo, a tus lugares más recónditos... Un fumadero de opio en bagdak, un burdel de bangkok, una pipa de kif en Beirut... o algún estupefaciente en el suelo de tu cuarto, retorciéndote en la oscuridad como un poseso en trance. No importa dónde, no importa dónde, mientras sea fuera de este mundo, escribió Baudelaire en Le spleen de Paris ... Cualquier lugar, pero fuera de aquí, que decía el capitán Spook... otro sitio, otras voces, otros ámbitos, diferentes caras, el mismo yo; cualquier lugar... pero lejos de este mundo...
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Conoces el sabor De una tapa de vàter en domingo? Apura los restos De una fiesta que ya acabó Incorpórate Mírate si te atreves Si puedes Tómate tu tiempo Afuera nadie te espera Saber lo que es la tristeza Su sabor Enorme, simple Irrevocable No sientes los dientes No puedes tragar Sal ya Si estoy solo La noche no es hermosa
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Pese a ser licenciado en económicas (sí, qué pasa, era para aprovechar los libros de mi hermana...), eso de la numerología no se me da nada bien... fechas, raíces cuadradas, contar para algo, repartir y llevarme la peor parte, dividir y perder, sumar tierra al asunto, simplificar y complicar, resta y sigue, elevar a infinito, multiplica y perderás, numeros rojos, ceros a la izquierda... debe ser cosa de familia... así vamos... Ahora que la verdad, no me ha quedado nada mal la velita con el dos del revés, haciendo de cinco para el cumple de mi hermana... Juego de cutters en mano (sabía yo que me servirían para algo), intercambiar palillo y mecha y... ¡soplando que es gerundio!... Con el ocho hace unas semanas ya hice lo propio convirtiéndolo en el 6 de mi pare... ¡Qué apañao!
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