Aquest intent de poema (¿?) me’l vaig trobar fa molts matins al meu correu, retornat per una persona que no va fer res per mi durant massa temps; gràcies per fer-me veure i descreure coses en que jo creia. Normalidad Inédita Intocable Virgen inaccesible Rareza bella Belleza rara Fealdad Raramente bella Algo que merezca la pena mirar Aún a riesgo de perder los ojos Cualquier otra cosa No hay paisajes más desagradables Que el rostro humano Ni bellos Acogedores Ni profundos Para sumergerse Y desaparecer Como tu cara
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Si sacar conclusiones nos aleja a menudo del objeto o situación a explicar, resumir algo es quizás la mejor manera de convertirlo realmente en inexplicable, cuando no de explicar lo injustificable... O precisemos, la peor manera de explicarlo y la mejor de hacerlo resultar incomprensible.... ¡Vaya lío!... ¡A eso precisamente me refiero! Resulta pues una estrategia óptima a la hora de exculparse, desentenderse, marear la perdiz, justificar, soltar la liebre o hacer una encomiable cassola de troç o una olla barrejada incomible con todo ello, o hacer comestible interesadamente cualquier cosa, que es muy diferente: Coges por los pelos un poco de aquí, un poco de contradicción y desliz de más allá, lo ligas con una vinagreta retorcida y absurda, salpimiéntalo con tu veneno, que resalte el sabor de lo propio, el bouquet de tu beneficio, aderézalo con todas tus malas intenciones; preséntalo eso sí, en bandeja de plata y con amabilidad exquisita y absoluta correción. Luego házlo tragar metiendo el puño hasta el codo en la boca a quien quieras, un embudo si hace falta... El plato del día: Mentiras como puños al corolario de les fines herbes... ¡Que aproveche!... A quien lo ha cocinado seguro que sí. Verdad, mentira... o el colmo de la síntesis: una estadística ligerita y de entrante... o saliente.
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Tenía razón La Rochefoucauld –como siempre- cuando escribía que los mayores prestan buenos consejos ya que se arrepienten de no poder dar malos ejemplos. Muchas de las cosas de las cuales actualmente nos sentimos orgullosos o nos han reportado algún provecho han sido aquellas de las cuales más nos hemos lamentado y nos han avergonzado en aquellos momentos... A propósito, y también del mismo autor, si conociesemos los resortes que nos mueven, a menudo nos avergonzaríamos de nuestros actos más nobles... Tiene en definitiva lo que pretendo explicar algo que ver con aquella estrategia del cuanto peor mejor, puntualmente aplicable y con resultados garantizados... Dígaselo a su vecina... ¡nunca falla! En lugar de aconsejar, realizar pues una anotación a pie de página, una consideración previa para los previos y sin distinción de género, en el incomprensible, vergonzante e irracional mundo del aproxima-miento: Sed guarros, chulos, descorteses, malas personas; no tengáis detalles ni mostréis vuestros cariño ni sentimientos; no se lo digáis con flores, mejor siquiera ni mentarlo; achantar la mui, que no se note, impasibles, misteriosos; somos malos pero sin esfuerzo, somos así, de impresentables, de vagos... Pasemos delante, sentémonos en el asiento más cómodo o en la única silla; pedimos primero, para vosotros, pagamos lo nuestro. Miremos de reojo, por encima del hombro o, mejor ni mirar: ignorar concreta y evidentemente, que se note que es a él/ella a quien no miramos, quien nos importa un bledo o 13. En caso contrario, y después, no os estrañéis ni lamentéis que unas no-flores sean consideradas como agravio comparativo, un no-beso como una falta de cariño y señal inequívoca de no-amor, o un cada-uno-lo-suyo como una horrible descortesía. Todo, por pequeño que sea, devendrá entonces imperdonable... o ya no me quieres como antes.. y ya resultará demasiado tarde... serás un odioso e impresentable de por vida, si es que te dejan con ella... la vida, que el/la partenaire está en otro baile... con otro impresentable que ha seguido la oportuna recomendación... ser malo para luego resultar mejor a secas. La atracción de la apatía, la fatuidad y lo frívolo, es lo que se lleva y triunfa... Y mira que cuando me pongo pésimo soy realmente nefasto... tirando a bueno que es peor... Y ya no sé que es lo mejor.
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Me encantaría destrozarme todos los huesos, quebrarme enteramente, por completo.. Desacerme en infinitos pedazos irreconocibles, irreconstruibles, no dejar nada de mi, no quedar... Estallar mi cabeza contra una pared blanca, humeda y metálizada, a velocidad de negra luz incrustar mi craneo en una pared cromada... Un viscoso amasijo de cerebro, sombra de ideas y sangre salpicando densa y caliente, atravesar esa humeda puerta industrial con acceso a algún lugar al que nadie antes hubiese accedido traspasar; sencillamente conectada con alguna realidad posible, vivible y acogedora como una vagina o una muerte aterciopelada de deseo. Sólo humana.
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Pues no... o no tiene adsl, se le desconfiguró el router o salió de marcha... como todo el mundo en definitiva. Ninguno de sus contactos está conectado... todos enchufados quizás... bodas, bautizos, comuniones, fiestas mayores y vacaciones; y no es cuestión de ponerse a chatear en medio de la iglesia o del banquete, de la verbena o el after. No hay autopista ni carretera regional, banda ancha ni estrecha, los móbiles no tienen cobertura en el cielo; y total, tampoco tengo nada que decirle... A dios muy buenas quizás... ¡Ni dios que me ladre, ni gata o perro que me hable!... y los periquitos están en huelga de alas caidas...
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¿Cómo se pueden medir, pesar los sentimientos?... Si ya resulta difícil precisarlos, definirlos, concretarlos, sentirlos e incluso, convivir con ellos –y no me refiero al compañer@-... ¿cómo podemos determinar su gradación, su intensidad, volumen, peso y longitud? ¿Te envidio más o menos en función de la medida de aquello tuyo que deseo? ¿Estoy orgulloso por el tamaño de lo que poseo? ¿Me averguenzo de lo que soy si otros lo envidian? ... ¿Siento calor porque sudo Porque me agobias Porque me averguenzo? ¿Frío porque estamos bajo cero Porque no estás porqué no cierras la puta ventana? ¡Que idiota! No hay nadie más Porque no estás Me duele que no me quieras No quiero verte sufrir Qué quieres que te diga Me gusta cuando te sonrojas No soy un sádico Simplemente me gusta Pero no que se rían de mi Menos de ti Sólo conmigo o ante o para o por o según o sin mi Aún mas sobre o bajo O sólo Soy muy vergonzoso Y también me río solo Tengo muy poca verguenza A veces Tiemblo si me miran dudando Dudo que alguien me vea
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