|
La flase gloriosa del dadadía... es decir, aquellas cagadas cazadas al vuelo rasante que contiene la suficiente frase hecha y derecha, desecha y rehecha, como para no ser considerada un error, y toda la verdad del mundo para ser tenida como acierto involuntario... La frase gloriosa del día no puede ser una gracia, un juego de palabras premeditado ni una reescritura de un tópico, por muy típico y turístico que sea o en boca de todos los aldeanos esté. Tampoco puede ser un desliz con parada, fonda y marcha atrás, pues quien la pronuncia no debe ser consciente de ello: sin rectificación ni discusión posible, será irreversible o no será... la frase del día: Tiene que pasar desapercibida precisamente para quien la ha pronunciado, contener algo de estúpido sentido común, pero también una brillante e inconsciente personalización, algo de proximidad a un absurdo propio, pero identificable por todos... ¡Brillante!, y no es el arroz que no se pasa. #La precisión va por dentro#... léase... la inexactitud va por fuera, imprecisamente y al barullo, nada de en fila india ni desfilando que es gerundio... Interiormente yo ya me entiendo, al detalle... alboroto, caos y desorden en mi exterior, incomprensión, incomunicación y frustración... y no es semana santa por muchas saetas que te canten... Si naciste para cristo del cielo te caen los clavos... o como decía Alfred Jarry, si dibujáis una diana en vuestro pecho y salís a la calle, podéis estar seguros de que os dispararán... Peligran pues los mods...
|
... Seguimos... Como Tomas y Teresa –la insoportable levedad del ser- pensaban sobre los hijos, yo tengo suficiente con los gatos de los demás... No tengo demasiada conciencia natural –¡verduras! que decía Baudelaire -, animal o social... Supongo que por despiste o falta de interés; tampoco mala fe, no les deseo nada malo ni haré nada que les perjudique a sabiendas, incluso si me lo explican o me alertan estaré por ellos... al menos en el caso de animales y plantas... Sencillamente prefiero las verduras con bechamel, una espaldita de cordero al horno o los paisajes industriales. Y para nada los actos sociales claro está... Un amigo imbécil se encontró a Chula... Como tenía prisa y no sabía que hacer con el animalico no sé le ocurrió otra cosa que tirarlo a la basura en una caja de zapatos... Después de despedirme amablemente hasta otra y llamarle imbécil, claro está, ¿qué hacía yo con un gato en una caja de zapatos?... Me dirigí rápidamente a casa de Glòria, y allá encontró su lugar, un hogar... Continuará...
|
Putos Pericos!...Y no me refiero a una resaca de farlopas variadas, o al coro de una canción del Gitano de Balaguer, sinó a mis animales domésticos... Repito lo de animales domésticos porqué realmente es así: campan a su aire por toda la casa, o lo que todavía no se han comido de ella, y a la hora de la comida, por sus propias alas, patas e iniciativa, entran en la jaula ...y ... ¡a comer se ha dicho!... ¡todos a la cocina!... Ellos con su arroz hervido –ojo no se lo niegues que te lo exigirán, a gritos y a coro.. ¡arrociiiito arrociiiiito!- y nosotros cualquier cosa... Si son legumbres, te mirarán con ansia y desespero e incluso abandonarán su menu habitual... judías, lentejas, garbanzos... ¡las pepitas de tomate nos encantan!... y de postre... ¡tapa de yogur untada en azucarrrrr!, ummmm!... Eso ya es gula y narcisismo... pues no sé si comen tan rápido de tanto que les gusta el apetitoso dulce... o por verse reflejados en el aluminio después de haberlo devorado. Después de soberano banquete, cada uno por su lado... Normalmente se dirigen al sofá a ver el tiempo, las recetas de cocina y el culebrón de TV3; se les cierran los ojillos, medio se caen del sueño, y se incorporan de golpe... Por ello, peligras de pasearte con el carajillo de Terry por la casa... cual aves rapaces, el hombre y la tierra, se abalanzarán sobre él, arrojarán con violencia la cucharilla al suelo y... a empinar el codo se ha dicho, o lo que sea que tengan... Entonceeees... ¡fase cantos regionales del país de los pericos! ... no hay dios que duerma la siesta y maldices no haber escogido una serpiente o unos peces, silenciosos con sus bocas rellenas de agua.... Niiiiiico! Niiiiico! Poooooollo! Niiiiiiiico! Polliiiiito! Poooollo! Uyuyuyuyuyyyyyy! Arrociiiiito!... parecen hooligans leñe!... La madre que los parió!... al próximo bichejo le llamaré Metemé, así no me sentiré mal del guantazo que le dé llegado el momento... de la siesta quiero decir. Continuará... | Tommy the cat
|
Echo, del verbo echar, de más. Echo a la mierda –y de una vez- todo lo viejo que me impide hechar de menos cosas nuevas, hacerlas sin sentirme culpable. No te traiciono, ni a ti ni a nadie ni a mi mismo; sencillamente me hecho de menos, de hecho casi me encuentro a faltar. A días casi me sobro. Podría estar perfectamente sin mi, espero que también conmigo, con quien sea, pero ahora necesito también poderlo estar sin ti... Lo consigo... dejarme atrás, mejor aún de lado; prescindirme, me molesto demasiado, no me dejo ni a sol ni a sombra, ni descansar ni avanzar; me estoy quieto en algún lugar de mi mismo que me impide ser otro, o ser sencillamente de otra manera posible conmigo... Me miro y me veo, y eso no debe ser bueno, ya que debo ser otro entonces... ¿A quién veo, el que mira, quien es visto?... Echar tierra de por medio, hecharme a correr, sin mirar atrás, henchirme ligeramente y sin orgullo de mi mismo, dignamente; o algo que nunca he hecho: acompañarme. Sin ningún cielo y siete suelos. Para huir Para caer Para arrastrarme O soñar bajo tierra Enterrados en un paraiso cercano Atraviesa mis llagas con tus dedos Si no me crees Y duéleme bien Lo hecho, echo debe estar... Lo dicho.
|
Me destruyo a mi mismo para saber que soy yo y no todos ellos, citaba Panero a Artaud en El desencanto... Yo soy otro, recitaba Rimbaud... y se calló... Yo soy yo y mi circunstancia, pensaba Ortega y Gasset sentado en el váter... El infierno son los demás, escribió Wilde mientras hacía cola en la panadería... El infierno son los otros, copió Sartre mirando de reojo al compañero de al lado... pero el paraiso no es uno mismo, añadió Benedetti... y saco un diez... Yo soy aquel, cantaba Raphael... Yo tenía fe, Camilo Sesto en gallumbos y corona de espinas... Yo!, yo!, gritaban los demás en mi escuela... No he sido yo, repetía Oswald a la señorita... ¿He sido yo? preguntaba Urkel...
|
|
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36 37 38 39 40 41 42 43 44 45 46 47 48 49 50 51 52 53 54 55 56 57 58 59 60 61 62 63 64 65 66 67 68 69 70 71 72 73 74 75 76 77 78 79 80 81 82 83 84 85 86 87 88 89 90 91 92 93 94 95 96 97 98 99 100 101 102 103 104 105 106