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 No sé qué pensarás, pero yo a veces, a menudo, tengo la estraña y vergonzante sensación de que me están tomando el pelo. La inocencia brilla en esta insignificante personita, cosa incomprensible dado lo perspicaz y vidente que puede uno llegar a ser... Lo evidente pero, se me escapa de las narices como farolas se les vienen encima... Nada, lo que decía... Poco pelo me queda ya para ser tomado, por lo que, supongo, a la inocencia sucederá la imberbe apatía... a no ser que el minoxidil haga realmente milagros!... Aún así, la verdad es que continúo percibiendo aquella impresión en tantas cosas, que casi tengo la certeza que todo es una casualidad diseñada contra mi por un mal humorista, y yo, el efecto y circunstancia a la vez que cualquier cosa tiene, por buena o positiva que pueda ser en si, o resultar para todos. Culpas y daños colaterales de risa me persiguen como electricistas psicópatas a Strindberg... Esto es un Inferno!
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 Mon resultó declarado vencedor por aclamación en el primer y último concurso de tortillas celebrado la noche del pasado sábado. Aunando estilos clasico y minimal, su proyecto titulado #tortilla de patatas, sí, qué pasa...# impresionó al jurado por su sencillez a la par que gusto. Exaequo resultaron Glòria con su #tortilla de pimientos, que no, que no lleva bacalao joder# y Alfred con #espirales de patata, lleva cebollaaa?, queso y berenjenas#, de la escuela rococó. Consultados especialistas externos -mi madre- todos coincidieron en que el factor determinante del éxito recogido por Mon estuvo, además del grosor adecuado y acertado grado de cocción previo de la patata, en la ausencia de cebolla, permitiendo el clásico acabado semilíquido, ese swing propio de las conocidas #patatas viudas# que le ha llevado a alzarse con el triunfo en los altares más elevados del apasionante y jugoso mundo de la tortilla.Así pues el sabor del triunfo de Mon quedará en nuestras retinas y estómagos -los dientes ya nos los hemos lavado- como aquellos spaguettis a los palosantos perpetrados en su día –de resaca- por el susodicho y daltónico sujeto, ahora justamente laureado triunfador. (Vaya, vaya.. yo buscando este libro de Baudrillard que se quedó aquella... y lo encuentro en braille!... ver para creer!)
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 Hay mujeres sin corazón, muchasMuchos corazones sin sangre, demasiados Demasiadas cabezas vacías, llenas de bocas Como calcetines y bolsillos llenos de agujeros Negros agujeros y agonías de colores Blancos perfectos a los que llega su hora Un reloj que no suena, y es tarde Tardes para morirse, que pasan Y pasa una hora Dos, tres, cuatro Y un número que no se deja marcar El tuyo
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Hay salones de té y salas de billar, carajillos cargados y cafés cortos. Carambolas de campeonato, salones del oeste, y salas vacías llenas de fantasmas del sur. Salas llenas de fantasmas a secas, silencios en la sala, cuartos oscuros y mesas redondas. Cabezas cuadradas, tomaduras de pelo, cabezas rapadas, bailes de salón y fútbol-sala... Pero como las salas de espera no hay ninguna otra... ....  ¿Cómo es posible que una actividad tan improductiva, vacía y desesperante llegue a cansarnos tanto? Puedes hacer lo que quieras... subirte a una silla y cantar la canción del verano, dedicarte al macramé, tocarte la nariz con la lengua, fabricar mocos o meterle el dedo en la oreja al de al lado... a leer... uy!, o incluso, con mucho esfuerzo, hasta a pensar... Nah!.. Te dedicas a eso.. a nah!... y cansaaaa!... Requiere años de concentración, meditación zen, introspección y enclaustramiento, para al final, conseguir no hacer nada sin desesperarse... Vas haciendo nada, nada y más nada... Esperar, esperar, esperar... nada más... y nada menos!, porque al mínimo señal de despiste puedes hallarte a cuatro patas en el suelo cantando la barbacoa o, dormido en el regazo de la anciana de al lado que, seguro, con los ojos cerrados y una sonrisa, acariciará tu pelo cual gatito propiedad imprescindible del buen weblogero. Haz babas, chúpate el dedo y disfruta... Total, por mucho que intentes oir tu nombre en los altavoces ni despierto lo conseguirás.. La abuelita te susurrará al oído... alfred iniestaaa?... Sobresalto!... ¡Cien metros lisos campeón!.. que se te pasa la tanda!...
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 Tremendo el directo de los Camping!... Las cincuenta personas que tuvimos la suerte de verlos en El Cau coincidimos en ello... salvo aquel que les retrajo su parecido (¿?) a Mogwai... Cual Tortoise enrabiados o unos Slint de ácido, hicieron vibrar a los 49 sudados restantes entre los que nos incluíamos. Pudimos por fin desentrañar un poco más la letra de Olivier’s Guitar, cantada en francés... El bajista nos explicó la canción, la cual proviene de su amistad con los Experience, de ahí que su cantante Widy ponga su desgarrada voz al servicio de la canción... y la historia va de aviones, huidas y guitarras, com la de los Experience, llena de sangre al finalizar un concierto al cual asistieron los Camping... más que sin comentarios, no tinc paraula!... Cuando nos envíe la letra completa habrá que colgarla... pues eso!... a ver si los traemos al Cafè!
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 Tengo poco pelo. Mon un poco más: Es más desconfiado que yo... o yo más pardillo aún.A Mon no le gusta el queso. A mi me encanta: Mon es raro. Yo dos... con queso! Mon hace las mejores tortillas de patata del mundo: Habrá como que verlo... (concurso el sábado) Mon tiene pancheta: Yo dos... de lo mismo... y doble de queso! Mon sabe escuchar: Yo sé hablar... confuso. Mon liga igual que yo: entre 0 y hace años.... y sin queso. Mon ronca: Yo no duermo. ... El queso es la metáfora de cualquiera de los ámbitos en los que nos movemos. Las enseñanzas que del libro se desprenden se pueden aplicar a todos los ámbitos de la vida: el "queso" del relato representa cualquier cosa que queramos alcanzar -la felicidad, el trabajo, el dinero, el amor- y el laberinto, es el mundo real, con zonas desconocidas y peligrosas, callejones sin salida, oscuros recovecos... y habitaciones llenas de queso...
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Llevo meses también frecuentando casas de salud. Su olor a fracaso, medicamento y esperanza, sus azules esperas, frías baldosas y temores negros. Su inhumanidad, siempre a punto del paro cardíaco, la mala noticia y el buen doctor; demasiado humana, estremecedora, en todo su terrorífico esplendor. La fuerza y la soledad, el cariño y el miedo, asfixiantes, angustiosos. Otro cigarro, a escondidas. Engullir en el bar, mirando la hora, el plato, a nadie. Otro café. Dos palabras. Ascensor. Miedo al dolor, mas ajeno que propio, de alguien que quieres y se deshace. De alguien más fuerte que tu, estirado en una cama, cableado, entubado, defectuoso, averiado. Daría todo por estar en su lugar. Contemplarme sin lástima y hacerme sonreir, ni que fuere de lado. Beber saliva y dar la esperanza y normalidad que no tendría para mi, la situación o el pronóstico. Crecer es hacerse pequeño, más y más; más insignificante, más consciente. Con o sin miedo, ironía, hipotecas o compañía, eso ya depende de cada uno. Siempre crecer. A lo hondo. Ancho por dentro, transparente por fuera. Ilusión, alegría, aún todo es intentarlo. Y reir... Aún más, todavía si cabe... Aún más! Y un beso bien grande!
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 No entiendo nada. Y lo más preocupante es que me cuesta hacerme entender. Quizás aún más que ya ni me preocupe este hecho. El lenguaje es tan impreciso, abstracto y baldío, que resulta inútil hablar sencillo, por llamarlo de alguna manera con palabras... No hemos acostumbrado tanto a hablar con segundas y terceras para comunicar lo que realmente creemos que pensamos, y producir así el efecto en que queremos creer, que del hecho a lo dicho ya no hay ni trecho... Y es que dejar la interpretación de lo que pensamos en oídos del otro... me recuerda a Rantés en la primera escena del Hombre Mirando al Sudeste de Subiela, pensando en alto ante el psiquiatra... me impactó esa película, sí... sobretodo esa escena.Jugar a completar la oración o darle nuestro sentido a tus palabras es difícil, como jugar al dicciopinta –y no en braille- con un ciego... ¿Cualquier palabra es una palabra de más, todo lenguaje un error del lenguaje, que decían Cioran y Lautréamont?... ¿Qué pasará pues... con los hechos? ...las personas?... Pués al final acabas jugando al ahorcado CON ellas... Culpable es la palabra!... No juzguéis que decía aquel... Tenía más razón que un santo... Y así acabo, para más INRI... El Verbo se hizo carne y perdió la partida. Cruz y raya. Colgado y hundido. Crucificado por listo. Todo el mundo es bueno, todo es de buena fe, y te callas. Es más sencillo y da menos faena decir o pensar bien la verdad y de ella. No decirla aún más.. O como una vez, cuando estaba intentando por quinta vez aparcar, me gritó un tío saliendo de su coche brazos en alto... QUE NO ENTIENDO NADA! "Hombre mirando al sudeste surgió de un hombre que había en mi barrio y que se pasaba horas parado en la posición que luego imitó el personaje de la película,mirando hacia un punto que yo deduje era el sudeste. En realidad, luego supe que él miraba hacia la ventana de una mujer que amaba", Eliseo Subiela.
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