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de cordones y de hombres (la próxima vez ten cuidado cuando te inclines)
Me llena de orgullo y satisfacción -como dice Stee y también el rey-, leer algo que he pensado y por vagancia ni intentado escribir. También cierta rabia por no haberlo hecho primero, pero es lo de menos cuando quien lo describe, lo hace tan acertadamente como Bukowski) en el que es su segundo mejor poema (el primero otro día).

Bukowski Siguiendo con el tema de los calcetines, los cordones no podían ser menos... su individualismo y personalidad, tensa o elástica, corta o larga, se ve truncada repentinamente en aquellos pocos momentos en los que uno no puede llegar tarde, demorarse ni un minuto más y ya lo está haciendo unas cuantas veces... Siempre es un calcetín el que desaparece (de ponerse los dos de acuerdo ni notariamos su exilio).., con los cordones pasa lo mismo, pues de romperse los dos a la vez es para hacérselo mirar, cambiar de proveedor y pasarse al velcro, el esparadrapo o las chancletas.

Contamos hasta diez, maldecimos nuestra suerte, nos cagamos en dios, mientras metemos mano al cajón de los cordones sueltos y, sin mirar, escogemos uno al azar.

Y por muchas hechos traumáticos que hayamos vivido antes, motivos y momentos para desquiciarse, abandonarse y renunciar a todo que hayamos pasado, es con ocasión de dicha desdichada rotura que uno se vuelve loco. Ya era hora.

Y eso ni me llena de orgullo y mucho menos de satisfacción.

Me largo de esta puta ciudad a ver Mondo Fumatore. Escúchalos aquí arriba. Si te gustan te vienes conmigo... Ni te gustan ni te gusto ni te vienes, y mucho menos conmigo... Que te jodan. En el mal sentido de la palabra... ¡Que te jodan, joder!
04 Oct 2003 por Alfred


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