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soy el elegido, o ...¿cómo estan ustedeeeeeeeees?
Dave Bryson - Suicidios de payasosNo me refiero al vino peleón, ni a ser señalado –¡qué mala educación!- por algún dios... si no es negativamente... ¡Pues eso... y para no darle más vueltas al asunto... que Torrebruno me escogió!... Fue cuando era aún más pequeño... 8, 9 años debía tener... yo, que Torrebruno llevaba ya por aquel entonces –igual incluso ese día- unos cuantos carajillos... Un circo de verano o algo así, en lugar de la lucha libre habitual de los sábados con mi tío... los Peiron, la Puri y otros enmascarados foráneos... El caso es que llamaba yo, dedo levantado al aire como -no hacía- en clase, al hombre de las palomitas, coincidiendo con la solicitud de voluntarios por parte del entrañable amigo de los niños... no mío que demasiado afecto tampoco le tenía... No sé que pasó que un hombre me cogió de la mano y me arrastró hacia el escenario, yo pisándome los pantalones de campana, flequillo sixtie al viento, y mirando atrás sin perder de vista ni dejar de señalar a las cada vez más lejanas palomitas... ¡eeeeeeeh!... Clong, clong, clong, unas escaleras y... Bieeeeeeeeeeeeen! Aplausos, focos, más aplausos y un hombre bajito sonriendo, con un assssento que me esssscupía a cada palabra, ensssseñandome todos los dientessss como un psssicópata... Pánico, parálissssis... Con los ojos abiertos como platos, paranoicamente atento al mínimo detalle, moviendo rápidamente la cabeza hacia un lado y hacia otro, no sea que viniesen más hombres bajitos y sonrientes, armados con una guitarra, y por la espalda...

ZOOOM!... A partir de aquello ya no me acuerdo de nada... pero supongo que debí hacerlo bastante bien, porqué de los enoooormes aplausos y el griterío resultantes de mi intervención, ¡uh uh yupiiiii uuuuh!, no pude más que salir por piernas de allí, zapatos ortopédicos para que os quiero, del terror que me entró en el cuerpecillo.

A las horas, y temblando aún, finalmente encontré a mis padres que casualmente también me andaban buscando, ya que no aprovecharon la afortunada ocasión que les prestó el destino en forma de maravillooooso mundo del circo para poner un plato menos en la mesa y ahorrarse todos los disgustos que les he dado, a posteriori y sin premeditación ni alevosía... nocturnidad, pues alguna vez... El premio que me tocó y no recogí, un scaléxtric según me dijeron, pudimos comprarlo después de muchos años de ahorro y algunas restricciones... Ladrones en la familia no hemos tenido nunca, por desgracia... Con un par de chorizos de segunda generación, quizás ahora no estaríamos hasta el cuello, ya a mitad de mes... Y es que ya se sabe que toda fortuna proviene de un crimen, sip... ¡Menudo-Gran Circo!
05 Oct 2003 por Alfred


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