![]() Mi mujer, que en paz descansé, no logró acostumbrarse a mi situación actual... Por las noches, en la cama, no apoyaba su cabeza en mi pecho como antaño, pues le angustiaba enormemente no descubrir señal de vida alguna en él... Decía que yo no era humano, que lo mío no era normal, que porqué -se preguntaba-, no era capaz de morir como todo el mundo, tranquila, serenamente y en paz... Lloraba a todas horas pues no pudo hacerlo de una vez, ni recordarme teniendome a mi a su lado en todo momento. Murió pocos meses después de haberlo hecho yo... Paro cardiorespiratorio dijo el forense, como todos en definitiva... Ahora no trabajo, pues las dos pensiones son más que suficientes para que viva un muerto como yo, austero y sin demasiadas necesidades ni vicios... Me dedico a leer a diario las necrológicas, a pasear por el cementerio municipal, visitando y charlando con los compañeros, algún que otro entierro los domingos... Me acerco a los allegados y les digo que no se apuren, que él o ella está bien, y que también a ellos les llegará el día en que no tengan que preocuparse por nada, como yo hago ahora... ¿Mi mujer dice?... Bien gracias, ahora mejor... descansando en casa, plenamente recuperada ya de su anterior afección... Ahora duerme tranquilamente con una sonrisa en la cara... Y no sabe usted como recomforta regresar a casa, reclinarse en la cama junto a la persona que quieres, y poder sentir su falta de aliento en tu cara para siempre... ¿sabe usted? ![]()
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