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el señor barrachina
Mi coche es una puta mierda, como todos los que he tenido, incluido el del siniestro total camino del FIB, el “FiaTD1”: Siempre me toca “el último” de la familia y no me queda más remedio que conducirlo hasta que revienta o se cae a cachos (uno de ellos explotó y todo, qué risa, jo...)... Por ello pese a personalizarlos de inmediato con los muñecos más horribles de las máquinas de coger cosas horribles a un euro –es que me dan penita-, les cogo cierto cariño... ¡Venga campeón!, le digo cuando patina el embrague a media subida, ¡que nos vamos para atrás!... ¿Estabas aquí escondido e cabroncete!?, cuando por fin lo encuentro a la mañana siguiente... ¿Pero que mal hueles joder, a ver si nos duchamos algun día, no?... Al Super5 1/2 se le bajaban las ventanas solas, y tenía que parar a engancharlas con un chicle, y llenarlo de cheringas y cucharillas para que respetasen su averiado cierre... ¡Qué pena el día que lo llevamos al desguace!, sin frenos ni embrague, con vergonzosas y escondidas lagrimitas, y sonrisitas de pena, sí, sí, pena penita pena que nos daba el pobre...

Total, como lo único que entiendo de coches son las normas de circulación, volante, pedales, cambio de marcha y cd-mp3... que además hago un montón de nocivos recaditos durante el día, coche arriba y abajo para cualquier cosa... pues no me extraña que luego el señor Barrachina, el mejor mecánico del mundo y jubilado tres veces, se lleve las manos a la cabeza cada vez que entro en su taller, siempre atiborrado a más no poder de vehículos descompuestos, y me caiga la bronca a grito pelado... Sí, sí, él lo vive, domingos incluidos como si fuera su coche.. ¡qué va!, como si fuera algo más... ¡y qué más!... ¿Pero tu no sabes lo que son los niveles?, brazos en alto, grito al cielo y dándome la espalda... ¡Cambiastes el aceite hace 832 días!, me informa el buen hombre mostrandome un grumo tan sólido como asqueroso (y aceitoso, eso sí)... Y te expone como una feria de muestras tooodas las piezas averiadas que ha cambiado, de mayor a menor tamaño sobre un plastico con tu nombre... ¡Coño!, ni que le hubiese roto el scaléxtric al vecinito de abajo... La gente se aparta asustada de su puerta; oyes desde fuera, ¡pero hommmmbre qué le has hecho!... ¡Bah!, y sonríes, si no eres tu el que estás dentro vamos...

Pese a todo no pienso cambiar nunca de mecánico... Da cierto temor correr la cortina de plástico, eso sí, atreverse a traspasarla y pasearse temerosamente entre montones de metal y agradable olor a queroseno, gasolina y estupefaciente buscándolo.... ¿Señor Barrachina?... ¿Oiga?... ¿Señor Barrachina?... y que aparezca por donde menos te lo esperas, con un recibito hecho en boli y papel, cuadrícula grande, que olvidastes abonarle hace demasiado tiempo ya...
01 Dec 2003 por Alfred


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