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el oficio de convivir (con la tristeza, caprichosa, profunda, recurrente, inevitable)
No recuerdo el día ni la razón con motivo de la cual esa tristeza se sumió en mi, el porqué me eligió... Porqué me inunda de esta manera que me paraliza, por completo, y me acompaña en los sueños más desesperados, en los peores recuerdos de cosas que ni ocurrieron pero que sin duda debo merecer... Presentes que no están y como tales devienen la peor de las hipótesis posibles, nefastas como una realidad... Pasados que no fueron, ni mucho menos como se muestran ahora, más reales que cualquier maldito presente... Y un futuro demasiado cierto y creible, tan pésimo como imaginable, y por ello mismo verdadero.

Lecturas, visiones poco recomendables, y en exceso... una decepción de por vida en un proyecto siempre deseado, tanto en sujeto, adverbio como en predicado, y sin tiempo verbal... que se derrumba, que nunca termina de hundirse, pero que me entierra día a día, intempestivamente... Nada nuevo, nada específico es el propio motivo de algo inconcreto, la excusa ni la solución... quizás alguna conclusión, de cosas que no entiendo, que no sé o no supe hacer; que no soy, o de las que pueda ser a mi pesar... Comprendí mal, o no me supe explicar; tal vez me equivoqué, yo no repartí las cartas, y ahora me toca la peor parte del pastel... tengo hambre y no puedo tragar, más, ni nada.







Pavese al menos se escribió, y escribía bien... y quizás se entendió demasiado.
16 Dec 2003 por Alfred


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