Extraño... sin duda extraño y bien seguro desconcertante, poder escuchar a un escritor... No a uno cualquiera, sinó precisamente a aquellos que te han acompañado tantas noches (sin dormir); que te han ayudado a conciliar el sueño, o te han desvelado por siempre jamás. Poder escuchar el (en su momento prohibido y siempre terrorífico) “para acabar de una vez con el juicio de diós”, en la desgarrada e histriónica voz de Antonin Artaud... o a Burroughs, explicando su teoría del cut-up o un día en la vida de un yonqui, o recitando sobre la música de Ornette Coleman, a Bukowski soltando poemas entre copa y copa... o a... a Duchamp, Giacometti, Cocteau, Leary, Ginsberg, Corso, Kerouac, Kesey, Stein, Marinetti, Tzara... Silvia Plath... ¡o al gran Maiakovski! De verdad, una auténtica gozada...
|