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diario de un fumador humillado (II)

Como dios ha muerto -y yo no me encuentro demasiado bien- el estado juega ese papel… Ya no hay pecado sino culpa… Todos el mundo es inocente hasta que no se demuestre... que no ha fumado, bebido, drogado... Estamos bajo sospecha permanente, y todos somos confidentes además... La salud es una excusa más, NUESTRA salud... Como lo es el terrorismo internacional o el narcotráfico para restringir libertades y tenernos bien sentaditos, niños buenos y controlados... ¿Y qué par de cojones les importa nuestra salud?... ¡Yo la pierdo cuándo y cómo me dé la gana!

Y vamos... Y seguimos yendo... cediendo parcelas de poder y de decisión personal a un estado cada día más controlador, autoritario, represor... y menos benefactor... Uno no se queja ahora porqué no es fumador... Ahora porque yo no bebo... ahora porque, buah, ni lo sé ni me importa... Y no sólo eso, cedemos nuestras libertades a ese estado, sino que encima, también queremos poder reclamar los perjuicios y consecuencias que de su ejercicio se deriven... a ese mismo estado... ¡Cojones!, ya somos grandecitos, ¿no?.... ya puestos que el estado viva nuestra vida, seamos todos Sims, venga, a ser jugados todos...

La salud se ha convertido en un valor absoluto... ¿La salud?... ¡Lo primero!... Fenómeno... Me encantaría (algo que no tengo) com es tener salud... Pero no pienso vivir una vida jodidamente anodina, descafeinada, deportista, sana, desteinada, light, a medias... Quiero comer y beber de todo, probarlo todo y más, hacer cuanto pueda y quiera... No quiero morir sano sino sabio (y preferentemente dormido, tras una buena borrachera entre amigos).




De la piel pa' dentro mando yo (o debería, debiéramos todos poder hacerlo)... Porque lo que es pa' fuera...

El tabaco no mata... O mata como matan las carreteras, los domingos, los cuchillos, la comida basura, el fútbol o el aburrimiento... Mata como mata la vida... Poco a poco, lentamente, como un derribo premeditado e inevitable... Solo que fumar me da placer; me tranquiliza y me gusta... y la vida solo a veces...

El tabaco no es bueno... Pero tampoco Acebes, el foie si tienes mal de hígado o el agua si viene un tsunami. Me gusta fumar... Pero no me gusta tener que fumar, ser fumador dependiente... Pero me gustan tantas cosas que también me sientan mal, y aun más me disgustan otras tantas (más)... que no voy a ponerme a elegir... a elegir qué no quiero elegir. Prefiero elegir yo mismo lo que me conviene, y lo que no me conviene a veces, porque es conveniente poder hacerlo. Quiero poder elegir entre todas las opciones, no que me planteen la alternativa que ellos quieran.

Hay que tener siempre la libertad de poder escoger, incluso, o sobretodo lo que no nos conviene... Sin molestar al vecino, eso sí... pero sin que el vecino nos imponga su opción excluyente, que nos prohiba la nuestra.

Se empieza por fumar... y acabas no yendo a misa y degollando a tu padre con una radial... Empezaron con las drogas... algunas drogas (las buenas, claro, y permitieron -y vendieron- las más jodidas)... ahora el tabaco, después el alcohol... Llegará un día (si no lo ha hecho ya) en que seremos libres para escoger el banco que nos exprima, la hipoteca que no podremos pagar, el proveedor que nos cobre el doble de la mitad de ancho de banda prometida, la compañía telefónica que nos incomunique, el coche que se llevará la grúa y con el que vas a estrellarte, el ocio que te aburra, la comida que te intoxique, la pareja que te maltrate, los amigos que te hagan sentir solo... libres como bravehart, tampaxs o taxis en el desierto.

Pretenden que no fumemos, que no bebamos, que trabajemos, nos vayamos a dormir pronto, demos las buenas noches y madruguemos... Que no seamos viciosos, glotones, borrachos, perezosos, suicidas... No cantemos en público, paguemos las multas, el postre, los parquímetros... que no chilles hostia te digo, y bájate de la mesa ya, coño... En definitiva, que cualquier cosa que nos produzca placer o alegría, da igual positiva o nociva que sea, no esté vedada (o sea controlada por ellos)... Y yo de ellos nos mataba directamente, y hacía unos ciudadanos ejemplares y estándar de silicona con una sonrisa tatuada en la boca y ojos achinados, con mando a distancia, wireless de serie (y boina los domingos).

Por último... ¿Me gustaría dejar de fumar?... Pues claro, ¿y a quién no?... También a días preferiría no haber nacido (y ya ves), aquí estamos (aún), por infumable que resulte todo.
13 Jan 2006 por Alfred


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