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traqueotomía

Veo visiones.... Escucho sonidos de windows por todas partes... Me golpean canciones... Ciertas calles tienen banda sonora y suenan ahora... Están, puedo tocar recuerdos físicamente... Mi ciudad huele a globo acabado de explotar, a pastas virginias, a algodón de ferieta, spray de tren chuchú y se acerca la parada del tío de la bota, a sobacos de butanero y me bajo en el tercero, a faria por navidad, a leche hirviendo un sábado por la mañana, con una rama de canela, a sardinas de domingo a la plancha, a ¡ecs!, avecrem, a ¡yum!, coño mojado a media tarde, a sandía acabada de rajar, a cesped recién cortado... Tengo exacerbado el olfato de nuevo.

Siempre he sido demasiado sentido.

El gusto de sus besos... “No sabía que existían salivas con gustos tan fuertes”... Bebe... ginebra y olvidaló... Se te quedan cosas pegadas en la retina... Ahí, encallado entre el yunque y el estribo, la vez que me dijo que no... Que mejor dejarlo aquí... Tres años así... Y allí se quedó la cosa, zumbandome en el oído como una mosca cojonera, un fado portugués o una jodida y pegajosa canción brasileña...

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Me gustaría tener memoria fotográfica para no olvidar según qué cosas, perder a según quien, de vista también, angelillo de mi vida ni de noche ni de día...

Esos pies de rana perfectos que me enamoran... El bizqueo del ojo cuando reía, con esa sonrisa de bruja necesitada de amor (e incapaz de dar ni recibirlo)... La vez que me llamó especial, como a todos supongo... Todos los sitios raros, como por ejemplo un dos tres responda otra vez: una cama, donde hicimos sexo... El último fin de semana, sabía que lo sería y no sé porqué, follando como nunca (y perdiendo como siempre) en un hotel cualquiera donde "acabamos", que resultó ser donde estuvieron mis padres en viaje de novios (puta casualidad)... O cuando “el muerte” me dijo que tenía la cara más triste que había visto nunca o la más agradable, me mintieron otra vez, cuando yo estaba dispuesto a engañarme y ella demasiado predispuesta a hacerlo... Escuchar y bailar en directo -por fin- drunken butterfly, al lado de algunos de ellos, otra vez nosotros... Nosotros, en aquel abrazo inesperado pero en el momento justo y necesario (que dice la plegaria, atendida esa vez)... O cuando le cogí (porqué lo necesitaba) la mano que ella (justamente) esperaba en el asiento de atrás, cuando íbamos a estrellarnos... Cuando entonces rompí a llorar a cachos de tanto aguantar, a quien necesitaba todo mi aguante entonces y se rompía en pedazos, le arrancaban los órganos, ¡mec! como cuando de pequeños jugabamos al “operación” en la playa y comíamos moras hasta intoxicarnos... Unos ojos que se apagan... Mejor con la luz encendida... El gusto de la última tortilla sin sal que comimos juntos, luego se fue para siempre... La canción que sonaba cuando callamos, pero bien, cuando follamos, mucho mejor, cuando la acompañaba, y le regalé el disco...

Etc.

(La caja del cd sigue en el coche. Algún calcetín suelto que reutilizo. Fotos olvidadas en algún cajón. Cartas escondidas... ¿pero dónde coño las escondí?)

Lástima que en la garganta se hayan quedado también tantas cosas por decir, que me estrangulan... Por escuchar, abierto de orejas sigo... Por ver, y cierro y aprieto mucho mucho los ojos... Por hacer, por supuesto.

PD: Las compañeras y compañeros de némesis (para los que hacemos la web) esperan vuestras colaboraciones... textos, fotos, video...
30 Jun 2006 por Alfred


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