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del amor y esa mierda (II): te quiero<br>(decir algo más, y nada menos que eso)

(continúa)

...

A lo que me refiero... También en un segundo, como aquel, y recuperando el hilo, descubres que quieres a alguien, pero por un cúmulo de cosas abstractas, químicas, mágicas, absurdas...

... cosas profundas -muchas inconscientes, demasiadas irracionales- y acumuladas en el tiempo; podrías intentar describirlas, concretar el porqué, dudo que lo consigas... pero no descubrir la razón de ese cuándo en que te percatas del hecho, de poseer el sentimiento. Y de la persona hacia quien va dirigido.

En mi caso –salvo alguna desafortunada ocasión, en que me mostrado precisamente con quien no (lo) esperaba, en todas las demás me he reservado demasiado con quien esperaba todo lo contrario-, no sé si desgraciada o afortunadamente las cosas del querer han sido siempre progresivas y sin retorno, y siempre demasiado lentas, a mi pesar, e independientemente del avance o retroceso de la situación con aquella persona...

Suelo ser excesivamente maldiestro con las cosas del querer.. Excesivamente reservado y cerrado o demasiado abierto, no tengo término medio... Siempre excesivo, por defecto y por exceso y a la vez incluso... No sé decir las cosas que suelen resultar (porqué sí, hay cosas que resultan... pero a mi no me gustan.. no me gusta ni quiero que sea así... Así no es... No soy así ni puedo ni quiero serlo... No me lo creo.. no lo quiero creer)... Digo inconveniencias... Callo demasiado... Hablo cuando no toca... Y me equivoco demasiado a menudo... Pero soy yo... No seré otro... Intentaría ser de otra manera tal vez, a medida incluso... pero es, o será a mi a quien quieran o no.

Es algo incondicional. Al completo y hermético como una lata de sardinas.

Pues sí, yo te quiero más que ayer pero al menos igual que mañana: algun@s se quedan como están, ni más ni menos; a otr@s l@s quieres más y más, día a día, incluso sin darte cuenta; hasta el preciso instante, ese segundo, en que te dices, sin temor, sin dudas, y sin saber porqué: Le quiero, la quiero.

Decírselo a ella o a él, qué hacer con “eso”... ¡y cómo!, es otro tema...

[...uno de aquellos que debí saltarme, como todo lo importante para una vida levemente útil, mínimamente funcional o aceptablemente feliz, a poder ser ligeramente acompañado, diferente a la que tengo en definitiva ]
05 Aug 2006 por Alfred


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