había una vez... hubieron y habrán muchas más (menudo cuento)

Un poco, como que bastante y... qué coño!: demasiado ya... harto está uno de que la excepción se convierta en regla; tengas que poner cara de aquí no ha pasado nada -nadie se ha enfadado, ¿verdad?-, ante algo extraño -y no por excepcional, sino por incomprensible, o por mucho que me lo expliquen no logro comprender, o no estoy de acuerdo no me gusta y que no- se erija en “normalidad”, por habitual, más que por otra cosa; que todo devenga una sucesión permanente de extraños acontecimientos, ridículos y paradójicos en los que uno resulta el personaje invitado a la fuerza en una comedia en la que todos participan pero ríen siempre los mismos.

Hemos de declinar, declinemos el verbo drama... Yo había una vez... Nosotros hubimos demasiadas... habran habido muchas más... supongo habremos de haberlas, seguro hailas todavía... habrá que verlas venir aún, y qué coño pasará ahora, a ver...

Demasiadas veces caemos en la necesidad del drama como argumento para desarrollar nuestras vidas... en permanente anormalidad. De estar viviendo algo dramático para dar sentido a las mismas... Y si no te lo crees, si no es así, nos lo creamos... de alguna forma para complicarnos la vida: no sea que podamos estar hasta bien, o al menos no en permanente autointerrogación y balance constante, mire usted, tal y cómo estemos.

Un afan de problemas, anhelo de vivir en permanente conflicto con-sigo con-tigo con uno mismo, o hambre de desgracia; complacencia en lo displacente, alguna retorcida excusa para explicar nuestros males somáticos, o somatizar nuestras excusas, en realidad nuestro malestar, disconformidad o, simplemente aburrimiento con lo que somos, y somos los (y lo poco) que estamos.

Y uno ya no está para muchos trotes, oiga. Que (ya) tiene suficiente con estar como esté, que encima deba explicarlo... ¿Estoy hablando de mi, individuo singular, en plural, de buenas a primeras con segundas a terceras personas (como si uno fuera otro)?

[ Me pierdo -literalmente y en todos los sentidos-... acabaré como Trakl, o el placer de malbaratarse que decía Bataille... Siempre es maś fácil hacer eso, cuando realmente no podría haberse hecho otra cosa, hacer algo de provecho con, de uno... que no puede esperarse nada bueno. Y no hay nada romántico en ello. Llámalo antihéroe; pero si nadie escribe la novela o está filmando la escena serás simplemente un pobre desgraciao. Secundario o fuera de plano. Y tonto además. ]

Hay quiénes se complacen tanto en la desgracia que desprestigían la tragedia, que decía Federico.

He caído demasiadas veces en ése error; pero ya no quiero explicarme más, tiempo y veces, constantemente en función de los pequeños desastres cotidianos; hipótesis sin concreción, presentes indefinidos, pasados imperfectos, reiterados percances, daños ocasionados, repetitivos encotronazos, colisiones múltiples, errores colaterales, asuntos personales, casualidades cien al día, mil dolores pequeños en cada segundo, decepciones y fracasos consecutivos, secuenciales, sórdidos, solapados, so... tontos, o ¿en qué hostias andas metido ahora, eh?, a ver...

[ Seguramente en un cuento de Saki o Bierce, principal en alguna de Kaurismaki, secundario con Hal Harley o terciario, como siempre. En el sector servicios, vamos ]

Conjeturas al fin y al cabo.

01 Oct 2007 por Alfred

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