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El fin de la Cultura, ¿cual es (quién y cómo ha sido)?

Elogio de la paciencia (que no lentitud)


La inmediatez, facilidad y universalidad en la producción, distribución y acceso; la celeridad en la formación, elaboración, creación, difusión y consumo; el consumismo de usar y tirar, han contribuido enormemente a una ingente cantidad de productos presuntamente culturales y artísticos... pero a su vez, perjudicado la producción de Calidad, y/o dificultado el encuentro con ella, generando una disolución en un océano de banalidad. Hasta el punto de dudar de su naturaleza, que efectivamente lo sean. O que directamente existan como tales.


Publicamos a todo el mundo instantáneamente, fácilmente y sin esfuerzo; tampoco la suficiente formación, trabajo, tiempo... reflexión. Sobreproducción, hiperdisponibilidad, globalización, “democratización”... Bien, está al alcance de todo el mundo no tan sólo el leer, escuchar y ver, sinó también el escribir, editar, producir, publicar... Eso no quiere decir que todos esos trabajos sean bienes de interés cultural, con una calidad que justifique su existencia más allá de nuestro círculo de allegados y la mera satisfacción onanista. Las nuevas tecnologías y con ellas la “globalización” no ha conllevado una mejora substancial en la calidad de aquello producido, sinó en su banalización y sobreexplotación.


Todo -fuera de su sitio, tan sólo muévalo un poco a la derecha- deviene artístico, cualquier cosa impresa es considerada literatura, "democrática", consumible, de usar y tirar, irrelevante, hágalo usted mismo, "sin atributos" y al alcance de todos; todo cuela y nadie se atreve con ello. Podríamos hablar de muerte por disolución... Baudrillard en "La transparencia del mal" nos describe muy bien ese proceso, ya sea arte, sexo, revolución; ese desplazamiento y dispersión de lo relevante (y escaso) en una marea de intrascendencia.


¿Consumimos más?... más rápido (y peor)


No hay calidad porqué no es necesaria, se nos dice o presupongamos (si no, no nos lo explicamos). No hay obras magnas, monumentos culturales sinó cultura “pop”, en el mal sentido de la palabra, dado se tarda lo mismo en escribirlas que en leerlas. O cuesta tanto llevarlas a cabo que resulta imposible, no rentable (o eso dicen), no asumible por el gran público (así nos consideran y en ello se escudan). Y nos aburrimos, bien pronto; a las diez páginas a otra cosa mariposa. A los cinco capítulos, bah, abandonamos (y probablemente hagamos bien). Escuchamos un trabajo discográfico en tres minutos escogiendo aleatoriamente fragmentos de las canciones que lo componen. La cultura del Fast Forward y el zapping 2.0. Al menos antes podíamos leer (y citar) como máximo las contraportadas de los libros que adornaban nuestras librerías. Y que como todo el mundo sabe han escrito sus propios autores.


Antaño un disco requería esfuerzo y ahorro. Nos solicitaba y accedíamos de buen grado a su completa escucha, a varias escuchas. A valorarlo en si, como un bien preciado más allá de su coste efectivo (tal vez por ello mismo). Actualmente disponemos de cualquier trabajo a nuestra completa disposición. Ni su descarga (ya que tenemos disponibilidad y acceso) es necesaria. Recurrimos al uso indiscriminado del mando a distancia... Al avance rápido, no hay mayor retraso... que la falta de paciencia a la hora de degustar, valorar y apreciar, simplemente acumulamos y “consumimos" -en el mejor de los casos- cultura. A granel.


Y más que consumidores críticos y exigentes, no hemos convertido en coleccionistas fatuos, impacientes, sin criterio propio ni formación suficiente. Discos duros, eso sí. Simplemente capacidad de almacenamiento, que no de proceso.


Pero qué público más tonto tengo. Pues el que te mereces, idiota (por tratarnos como tales)


El buen público (preparado, paciente, formado, receptivo, inteligente)... ¿nace o se hace?... Si le ofrecemos mierda constantemente acabará convertido en cropófago, sin que sea lo que éste haya pedido, desee o merezca. Aquello tan manido de “lo que pide la audiencia” resulta un pretexto a priori para manufacturar Montañas de basura (que cantaban Los Planetas); y que la consiga una justificación a posteriori para seguir aplicando ese criterio: estábamos en lo cierto; fabriquemos mierda que total, se la van a tragar igualmente. Si la tratas como tal, mierda de público acabarás teniendo... lo conseguirás. Un público a tu medida.


Pues no. A mi no me gusta la mierda. Y comerla a diario no me va a hacer cambiar de criterio, de gustos ni de opinión sobre ella.


Prefiero jamón. Y de bellota oigan.


Por una Slow culture


La Cultura con mayúsculas no se hace ni se asimila en cuatro días, con dos cursos de CEAC y por inspiración divina. Y encima te van a llover los duros del cielo. Porqué tu lo vales, mujer, sí hombre.


Pues señores, señoras y otros... Apostar por la calidad también puede ser un negocio, propio, particular... y a su vez una inversión en cultura general.


Para ello hace falta fe y tiempo... tiempo y dinero... y más tiempo para formarse, para elaborar un trabajo previo, largo, sólido, consistente y bien construído... tiempo y dinero para poder llevar a cabo un proyecto serio, desarrollar una historia...


Y hay quién lo ha demostrado, apostando por ello y recogiendo notables resultados. De crítica y público.


Y económicos.


Paciencia... y más paciencia


Paciencia... que conlleva inherente un riesgo como el de trabajar (pongamos como ejemplo a The Wire) en un proyecto largo y difícil de cinco temporadas, de la cual la primera es simplemente una introducción al resto, necesaria para alcanzar un nivel narrativo superior, una complicidad intelectual y emocional con el espectador... Paciencia del público para continuar pese a la dificultad que supone su comprensión y seguimiento, tan avieso de yas, finales, efectos especiales y conclusiones inmediatas y espectaculares; paciencia de los productores para creer en una obra completa, no en temporadas, a ver cuánto lo alargamos, en función del share; paciencia para poder ser todos recompensados: nosotros disfrutando de una obra mayúscula y de calidad inaudita, inédita tal vez; los autores por poder llevarla a cabo; los productores recibiendo aquello tan manido de “éxito de crítica y público”...


Y dineros.


Pues la calidad puede ser rentable. Menos mal. Tal vez haya esperanza, aunque sea mentira. Siempre lo ha sido. Pero queremos mentiras bellas, bien construidas. Que nos emocionen.


Y para ello hacen falta historias. Buenas historias. Y mejor contadas.


Y por el público no se preocupen. Estaremos allí donde nos den calidad. Fuck!.


PLAY


La literatura ya no está en los libros. Ni el cine en los cines... ¿Dónde pues... sinó en (determinadas) series?


Aunque no descubro ni sea nada nuevo, tal vez llevemos años asistiendo al nacimiento de un nuevo género cinematográfico-literario...


El reducto actual de la Literatura y el Cine, limitado a meros recipientes con butacas donde se proyectan imágenes y/o sonidos agrupados habitualmente en 90 minutos para el disfrute familiar (y poco más), se encuentre ahora mismo en determinadas series, con un nivel narrativo excepcional, calidad indiscutible, irrenunciable pese a no ser "productos" -con perdón- fácilmente accesibles. Ya decía Bataille ("La literatura y el mal") que la dificultad de una lectura es una consideración que el escritor tiene respecto a la inteligencia del espectador.


Considerémonos mutuamente y trátennos pues con ese criterio. Que todos saldremos ganando.


Hoy en día no hay nada mejor escrito -Los soprano, The wire, Mad Men, Boardwalk Empire, añadamos Breaking Bad, The killing, Dexter..., por poner algunos de los mejores ejemplos- y digno merecedor de ese título: Literatura, en construir los relatos más elaborados, representativos y logrados de nuestra época... “Novela visual por entregas”, así lo llaman David Simon i Ed Burns, creadores de “The wire”.



"La trama se sustenta sobre un tejido narrativo de enorme complejidad argumental, con múltiples relatos secundarios estrechamente entrecruzados entre sí, a menudo con muchos capítulos de distancia entre unos y otros. El número, variedad y riqueza de escenarios, situaciones y personajes de la serie desborda ampliamente todo lo que está acostumbrado a asimilar el espectador, lo cual demanda un esfuerzo de atención muy superior al habitual, pero al mismo tiempo muy satisfactorio, porque la impresión general que se obtiene después de ver unos cuantos capítulos es que en el mundo narrativo de The Wire palpita una realidad cuya veracidad, intensidad y capacidad de convicción son tan sólidos, asentados y potentes como en la mejor novela realista".


“Una serie antológica: The Wire”, Eduardo Larequi



[ No es de extrañar que David Simon fuera previamente y durante muchos años reportero de sucesos del diario The Baltimore Sun, y Ed Burns, segundo detective de policía y posteriormente profesor en diversas escuelas de la ciudad. O que desarrollasen una mini serie previa, The corner, precuela o embrión de The wire, basada en el libro homónimo del propio Simon ]


McNulty, uno de los personajes principales en la extraordinaria The Wire, desaparece prácticamente una temporada completa. Nos reencontramos con él, casado, con otro estado, a parte del civil, y perspectiva vital...Pero ello no era importante para el desarrollo de la historia, aunque nos mordamos los muñones de ganas por saber qué fue de él y cómo ha sido... nada nos cuentan de ello.


[ Y ese gran, enorme Sobotka, digno de la mejor novela de Dostoievski... ¿Los demonios, las Memorias del subsuelo, El jugador? ]



¿Cómo podemos conseguir que una escena, ni que sea minúscula, ni que carezca de una sola palabra... pueda decirnos tanto y emocionarnos hasta tales extremos... si no es mediante, después de una larga y estructurada historia detrás, un trabajo previo, una minuciosa construcción y evolución de los personajes (y nuestra necesaria atención) ?


[ Com aquellos que pueblan Mad Men, factor determinante de su éxito, ambivalentes y contradictorios, y que, caigan bien o mal, cuestión de gustos y carácter, siempre comprenderemos un poco mejor a medida que evolucionen ante nosotros. Hasta el punto de no juzgarlos. Pues ya los queremos. Como son. ]


PLAY


The killing por su parte constituye un enorme tratado de la tristeza y la soledad, de la misma forma que Boardwalk Empire es una tragedia griega en toda regla... Toda una lástima que unos de los principales personajes decida arrancarse los ojos cual Edipo, empujado por el vacío y la culpa de haber fornicado con su esplendorosa madre y matado a su vejestorio y pedófilo padre ... Pero es más que una tragedia, puesto que puede permitirse el lujo de... ¡¡incluso prescindir de uno de sus personajes principales!!, e ir más allá... No sabemos dónde... y ahí está el quid de la cuestión: queremos ir más allá... que nos lleven.


[ Corroboramos gratamente que esos primeros doce capítulos simplemente eran... ¡una mera introducción!, los primeros actos de una tragedia en construcción, que recompensará con creces nuestra paciencia y comprensivo esfuerzo; ahora ya comprensible, predispuesto y satisfecho con creces ]



No obstante, tal vez el empuje necesario y relevante si maś no, vino de la mano de David Chase y cómo no: HBO, 1999-2007, con Los soprano.


Podríamos remontarnos un tiempo atrás y todo arranque con Berlin Alexanderplatz.... Fassbinder insistió en proyectar seguidas en Cannes las 32 horas de “su película” (basada en la extraordinaria novela de Alfred Döblin)... Entre poco y demasiado... Aunque algunos nos programemos actualmente insanas sesiones similares.



Desde entonces hasta ahora...


... la calidad ha conseguido sobrevivir y salir a flote, ofrecernos un género que recoge lo mejor de la NOVELA -mal llamada- contemporánea, y por otra: lo poco que queda del CINE. Lo mejor o lo único, qué más da. Si bienaventurados somos con ello.


Pero eso ya es otra historia... que esperemos nos puedan contar. Y tú y yo lo veamos.



"El que contempla las cosas con un optimismo un poco miope se felicitará del número nunca sospechado de ilustres ingenios que honran nuestro país, si se fía solamente en la gran cantidad de autores y de títulos que en un momento determinado se apoderan del espacio de una librería y ocupan los espacios de la prensa y los micrófonos de la radio.


Porque si entre lo mucho que se vocea en la feria de las letras, hay algo realmente bueno y de positivo valor, este algo, la mayoría de las veces, queda ahogado y confundido entre lo mediocre y lo malo.


Y esta mediocridad, que apenas nos deja salvar ciertas y auténticas excepciones en el campo de los libros, si pasamos al campo de la prensa y de la radiodifusión, nos la encontraremos tan asidua, tan proliferante, tan insolente y asfixiante que acabaremos aceptándola como normal y natural, acabaremos confesando que los cascarrabias somos nosotros, y que esta envolvente mediocridad es precioso fruto y amable bendición de los tiempos presentes.


La verdad es que la mediocridad se va extendiendo sobre todos los campos y sobre todos los terrenos. La mediocridad es la prolífera cizaña capaz de anular el trigo. Yo creo que el trigo, y el buen trigo, existe entre nosotros, pero el tributo que está pagando a la mediocridad me parece mas que abusivo".


“Mediocridad y confusión”, JM de Sagarra, 05/02/1961, La Vanguardia.


24 Jun 2012 por Alfred


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