El cerebro (y otros vecinos)
Cerebro: Nuez gelatinosa. Bombón relleno de nervios. Fondo de armario sin fondo, depósito de sueños irrealizados, recuerdos pasados que mejor olvidar (y hacer sitio) e inconfesables deseos (que casi mejor no confesar y aún menos llevar a cabo). Fábrica de malas ideas y peores intenciones. Isla de conciencia en un océano de inconsciente –que decía el guarro de
Freud- en el que nuestro yo se ahoga, el ego campa a sus anchas, el ello y la otra navegan, y uno que pasa también hace aguas.
[ Dicen que los sueños resuelven el presente cercano y presienten el futuro más próximo. Yo casi preferiría resolver el pasado, (pre)sentir el presente y olvidar mi futuro ]
Órgano habitual en las personas humanas localizado bajo la gorra (salvo en mimos, que lo llevan en la mano o la dejan por el suelo para ganarse unos durillos). La necesidad crea el órgano... En cambio la falta de uso no lo destruye.
Nervios: Pequeña e infrautilizada red doméstica de extraordinaria capacidad de proceso pero de escaso uso y menor aprovechamiento.
Cordura: Sinrazón a un milímetro de desatarse. Equilibrismo del sentido común, el más absurdo de todos ellos.
Razón: Stock del cerebro, provisiones del pensamiento lógico que sin embargo nos conducen a las acciones más ridículas y absurdas.
Delirio: Que ella o él volverá. Que nos tocará la lotería. Que tenemos futuro... Cada uno tiene los suyos, que no obstante resultan comunes en la mayoría de mortales. De los inmortales, silencio administrativo.
Todo el mundo, decía
Artaud, tiene derecho –sino, añado: la obligación- al libre desarrollo de un delirio y a los actos y consecuencias que se deriven del mismo... Totalmente de acuerdo. Los cuerdos somos menos. Convence a todos los demás o serás tu el loco.
Pensamientos: Degoteo del cerebro, que habitualmente piedre aceite por un tubo. Ideas con fundamento, que no necesariamente resultado. En Lidl los venden a 0,49 €.
Cerebral: Aplicabl a aquellas personas cuya apariencia de seriedad autoimpuesta, profundidad aparente no implica nada, sino que nada poseen, tan siquiera en la superficie. Inteligente aparcado en doble fila. Considérense también a aquellas personas que sopesan en exceso y en demasía, además de mucho y hasta el aburrimiento, y vuelta a empezar cualquier acción, descripción, posibilidad, enumeración... que les conduce (sin movimiento alguno, valga la incongruencia) a la parálisis más absoluta, a la quietud más intranquila o a hacer lo mismo que todos, es decir: mal, tarde o nunca.
Descerebrado: Cerebral por anticipado. Idiota con prisas. Con ellos llegó el desastre, en sobredosis y antes de tiempo.
Paranoia: Locura egoista. Creer que los demás existen precisamente contra uno, cuando resulta más que evidente que van contra mi.
Esquizofrenia: Locura altruista y desprendida. Creer que somos varios o cualquiera (que no sea yo, que bastante tengo con lo mío).
Locura: Condición necesaria, aunque insuficiente, para soportar la vida y afrontar la muerte. Imprescindible serlo, no necesariamente estarlo (salvo no quedar alternativa).
Un pequeño desengaño tras cientos de consecutivos, ligera indisposición tras mil dolores pequeños... Una insolación, como
Hölderlin, la que te recluya en una habitación, te excluya del mundo y te aparte de la realidad (como si de un blogger se tratase)... Hecho traumático... una visión, demasiado intensa, encontrarte a tu doble de frente, alguna revelación, como aniquilación del propio ser... Un caballo azotado hasta la muerte en los ojos que te recuerde al sueño de
Stavroguin, como a
Nietzsche en una tarde demasiado soleada de agosto.
Sin embargo la locura, o la manera como uno se sumerge en ella no suele resultar nada romántica... Un cordón roto en el momento (in)oportuno puede ser más que suficiente para desistir, dejarse llevar, abandonarse y caer dentro de uno mismo, o en otro cualquiera.
Junto a la muerte, el dolor y la suegra, el miedo a la locura constituye uno de los terrores favoritos de las personas humanas vivientes... Demostración: los muertos no tienen miedo; las personas inhumanas nos aterran, un poco más que las humanas...
Finalmente, aquellos que no tienen miedo nos contagian su locura. Cierta dosis de locura es recomendable pues para una ligera y aceptable cordura. Y cierta locura simplemente para no estar muertos, soportar esta puta vida o simplemente no suicidarse de aburrimiento masticando un día cualquiera. Pongamos domingo.
Cabal: Hacel un agujero nel suelo.