Pene: Tótem. Cambio de marchas masculino. Los varones pasan el 90% de su tiempo pensando dónde meterla (y raaaaaaaas!). Pechos: Doble airbag de serie en hembras. Contienen pezones y en ciertos casos silicona. Generan escotes, placeres y frecuentemente problemas. Pies: Cantantes populares. Omega y fin del cuerpo humano. Su función consiste en chutar penaltys, practicar footjobs y llenar los zapatos. Concluyen en dedos, cada uno de los cuales posee uñas. Uñas: Entretenimiento. Comestible antiestress. Ubicadas en los dedos, tanto de manos como pies. Las hembras persisten en la poco estética –y antierótica- práctica de pintarlas de colores. Su función no queda muy clara, pese a lo cual nadie ha testeado que haríamos sin ellas –sino comerlas-. Dientes: Unos cuantos –o menos-. Ubicados en el interior de la boca. Si te quitan uno o varios te cuesta un ojo de la cara –o dos-, y te quedas tuerto del susto. Cabeza: Contiene el cerebro (aunque no necesariamente -en cualquier caso sostiene la boina-). Era costumbre festiva amputársela a los monarcas. De este hecho se derivaban pitos, aplausos y república a la par. Corona -a colación, por la escuadra y valga la expresión- defectuosamente el cuerpo humano. Genitales: En las hembras ovarios, vaginas, trompas de falopio, clitoris, puntos ges y demás maravillas de la ciencia moderna (y clásicos de ayer y hoy). En los hombres simplemente pene (léase cerebro). Cerebro: Debajo de la boina. Dentro de la cabeza. Disco duro con extraordinaria capacidad de almacenaje y escasa o nula de procesamiento. Recipiente de malas y oscuras ideas normalmente asociadas a la práctica del sexo (lease genitales. De regresar aquí por séptima vez pase a la linea siguiente –incluso si no ha comprendido el significado de esta acepción-). Vida: Inexacto frenesí, imprecisa ilusión. Una sombra (una ficción). Cuerpo humano consciente (o no); con capacidad de reproducirse (o tampoco); en movimiento (o sin él). Una mera alteración de 10ºC, simple gripe, insignificante virus o bacteria, pelotazo o tropezón acaba con ella. Si un cuerpo humano deviene inconsciente, su corazón no late, sus pulmones no respiran, no se mueve ni puede reproducirse por si mismo, se llama muerto (o debería poder estarlo dignamente).
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