Un cúmulo de excesivas cosas pequeñas y concretas; menores pero importantes, o al menos así lo son para los demás. Aunque para ti no sean nada. Aunque pese a ello acaben pesando en demasía, conjuntamente, afectándote en aquello que pueda llamarse tu totalidad. Cuerpo, mente, y nada más... Algunás más, mayores y vitales pero contra la cuales nada puede hacerse más que lo que ya haces (y estás)... Y estás mal, más que sentirte. Y te recetan antidepresivos y tranquilizantes. Y piensas que debes ponerte nervisoso y deprimirte para poder empezar a sentirte mejor. Buscar razones y explicación de una sin-razón a posteriori, lo que ha sucedido en un pasado cercano, un próximo presente que ahora te afecta, incluso de lo que pueda pasar y te pueda angustiar ahora. Causa y efecto lo llaman. Y me dicen algunos que no puedo estar deprimido, si soy depresivo, como ser borracho es no estarlo toda la vida que decía Panero (gin-seven en mano). Nada puedes cambiar ni a ti mismo, ¿porqué coño te sientes entonces así ahora?... Tener cuerpo es humillante. Y a mi no me gustan las drogas (con receta). Le cambio a la farmacéutica dos por una, una de ventolín (que me haga respirar, como involuntariamente y porqué si, así de fácil). Ser consciente a cada momento, a cada forzada inspiración, acto voluntario fallido, bocanada de aire incompleta, de tu respiración, y aún más de que puedes dejar de hacerlo en cualquier momento (y de ser, inconscientemente). Ese bostezo de nunca acabar
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