Contamos mentiras para aparentar más de lo que somos... Si no eres nada pues algo, si no eres nadie pues alguien... No obstante tambien para parecer menos de lo que podamos ser, siempre y cuando consigamos algo con ello, claro, ni que sea despertar lástima ajena (con alguna intención oculta, éso sí)... La cuestión es (parecer) ser otra cosa, éso, algo... diferente (y que nadie nos vea, por dios) cuya puesta en juego obtenga un resultado (y parecido valga la expresión) mejor al actual... Contamos mentiras para conseguir trabajos que no nos gustan, por falso orgullo, dar el pego, por lo bonitas que puedan ser (y queramos creer), para ¡oooh! deslumbrar a los demás, o gustar a la chica-chico que ¡yumm yummm!, nos trae de culo... Claro está, para evitar reprimendas (y algún que otro cachete), eludir (o delegar, cabrona y amablemente) responsabilidades, conseguir beneficios no merecidos, méritos impropios, bienes y ganancias ajenas... También por costumbre, o bu, aburrimiento... No hay nada mejor que mentir, cuando uno no sabe qué hacer (y no le importa dañar a los demás, ¿verdad?, que se jódan -pero cuánto me río, jojojo...-). ¿Porqué en cambio decimos la verdad?... En primer lugar, previo primero básico y hasta imprescindible: normalmente porque de ella no se deriva ningún efecto negativo (ni bofetón) para uno mismo ni para los nuestros... Incluso todo lo contrario, se deriva un beneficio propio... E incluso viceversa: se deriva un perjuicio para el otro (que nos hace gracia, jujuju)... En cualquier otro caso dígala, dígasela, y apélese a la ética (pero a dos metros, que mancha...)... En última instancia (y sin poliza), la verdad es dicha por vagancia; porqué es más fácil (que no necesariamente cómodo sino demasiado a menudo inconveniente, inútil y hasta imbécil) así... Más sencillo (por muchos problemas que nos traiga)... Menos faena (que me canso y sudo, y de verdad...). Corolario: Resulta más difícil, complicado (y más curro lleva) sostener una mentira (con lo que pesan y duran, y duran) que decir la verdad, que decir tiene... Todo hay que decirlo: Alla tu si te pasas de honesto, que no por llamarse ernesto vas a ser más importante (y del cielo te caerán los clavos)... Y es que de verdad: la verdad tiene más que ver con la vagancia que con la sinceridad, y de veras lo digo (y me callo... ya).
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