Del inconveniente de haber nacido Emile Cioran Bebé: Génesis, puntual error que se prolonga en el tiempo. Pequeño subproducto de un gran calentón. Origen y final, punto final. Nacimiento de la tragedia (que tituló Nietzsche). Principio de un desastre a compartir, en el mejor de los casos (léase: padres separados). 2. Fábrica de mocos, heces, babas, lloros, pruritos (que no sé lo que es) e insomnio materno y paterno (que por fortuna también desconozco). París, digo parir, debería estar prohibido, dijo mi amiga durante el mes siguiente a hacerlo (y no poder ya evitarlo... Pero mira ahora que bonico es, ¿eh?, gu gu gu... No volverías a hacerlo ni repetirás, pero tampoco te arrepientes, ¿verdad?)... Totalmente de acuerdo: probablemente quizás, que decía Björk, si dicha fase reproductiva, la gestión del embarazo, engorde al por menor y posterior parto (esa aberración) correspondiese a los (malditos) hombres asi fuera, tal vez fuese, e incluso seguro fuere así. Juntos de la mano hacia la extinción (que cantaban Siniestro Total), pues menudos somos los hombres para eso (de sufrir), si bajar la basura ya va contra nuesta (limitada) genética masculina. [ ... o hazlo mal, que así no te pedirán que vuelvas a hacerlo (que cansa, qué coño) ] Hemos llegado –como el lotero de Sort- a la luna, los aviones, aunque con retraso hasta vuelan, los barcos pesan mazo y flotan, cosa que yo no he conseguido en mi vida... ¿Y no se ha inventado nada para parir como quien no quiere la cosa (o abortar en su defecto sin problemas)?... Algo así como, ejem, echar unos polvos en una lavadora y sacar después del preceptivo centrifugado –y del obligado Calgon Antical- un bambino con megaperls de ahí... ![]() A. GELTY, La diosa. Madre de la naturaleza viviente, Madrid, 1996. p.68
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