A menudo no sabemos si algo que nos ha sucedido, cualquier cosa que ha tenido lugar es “realmente” positiva o no, independientemente de cómo la hayamos visto y vivido en ese momento; pues de cualquier hecho, pensamiento o situación siempre se derivan efectos y consecuencias positivas y negativas [No sé porqué pero estas últimas siempre se manifiestan y hacen patentes; las buenas en cambio, a veces ni las notamos, pese a existir seguro... o le han tocado a otro]... Y también, y al mismo tiempo, se generan nuevas situaciones, hechos, pensamientos... Resulta difícil hacer abstracción y valorarlo todo –aún más que cada cosa- conjunta e independientemente del tiempo y la prespectiva con que lo miremos, pues cuando lo vivimos es en el momento en que se producen; que es, de lo poco donde “estamos” donde más “somos”, pero no el único momento en que podemos mostrar nuestra aprobación o desacuerdo con dichos sucesos... Aprobación o disentimientos gratuitos, pues desconocemos su perímetro y alcance, su ámbito exacto e intención oculta... No sabemos con certeza cual es su origen, el porqué de las cosas y de cada cosa, que es lo importante... como tampoco si su destino eramos –o seremos- precisamente nosotros, pese a recibir sus daños colaterales, metralla o fortuna... Si ya ha explotado la bomba o el gordo está aun por caer... ... Pues las cosas conjuran, planean, perpetran... Hablan de nosotros... ¡Schhhhts!... ¿no las oyes?...
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