Acompañando a no sé quién no sé dónde, me dijo no sé qué, mientras observaba a un anciano que avanzaba balanceándose con dificultad...
- No quiero llegar a vieja...
...
- Pues a mi no me importaría ser viejo... ahora... De hecho quiero ser jubilado, pero quiero serlo ahora...
[Me viene a la mente la imagen de un corredor de maratón, exhausto, ya en el estadio, en la recta final a punto de llegar a meta casi fuera de control... Casi no puede ni caminar en linea recta ni mantenerse en pie apenas... Los primeros hace horas que llegaron, y seguramente estén dándose un buen baño de agua caliente en sus casas... Pero... El sigue ahí, haciendo su propia carrera... ¿Por qué no abandona?... ¿Qué por qué no abandona?... Eso sí que sería absurdo (ahora), a estas alturas (abandonar)... Nadie empieza una carrera únicamente por el placer de correr, sino de completarla... Que para eso existe eso del footing (coño)...]
No llegaré por mi salud. No llegaré porque algo pasará. No llegaré porqué creo que no quiero, no éso si no (por) lo que tendría que pasar para llegar. No llegaría como ellos... Por todo lo diferente, y la forma diferente en que lo habríamos vivido. Porque no habré cotizado ni existirán pensiones y porque el mundo se habrá acabado.
Un señor mayor, de ésos que sale en los documentales haciendo declaraciones, bien peinado, manos cruzadas en la espalda, bufanda también, y encastada gorra; pantalones bien planchados, hablando del crecimiento desmedido del barrio... "Aquí antes...", charlando con sus compañeros, conversando y escuchando, ahora tu ahora yo, educada, serenamente, con ironía pero sin rencor, con callada alegría y cómo no, cierta melancolía... y tooooda la calma del mundo (aunque no tiempo).
Vigilar en silencio el transcurso de unas obras, el quehacer de los obreros... Se me acercaría algún amigo, manos en los bolsillos de la chaqueta color caqui y cremallera... Observaríamos en silencio hasta que el ruido de una grua nos hiciese levantar la cabeza, alzar la mano para resguardar nuestros ojos de un hiriente sol de invierno y suspirar... "Hay que ver, ¿eh?... Sí, sí... Fijaté..." tirando el humo de la faria al viento.
Pasear len-ta-mente, escoger un banco... Ese no, éste... Sacar el pañuelo y limpiar el polvo... Sen-tar-me sobre él, el pañuelo... En un larrrrrrrgo y ceremonioso ritual, con gran clase, indudable estilo cruzar las piernas y mirar, a un lado y a otro, nunca enfrente, siempre de frente... tap... tap... con el bastón en el suelo... tap... tap tap... ese ritmillo…
No levantar nunca la voz, ni a los menores ni a los míos, más que para cantar ¡botifarra!, arrastrar o sacar el doble pito... Máximo respeto.
Ser todo un señor... anónimo y con minúsculas, pero mayor (con todas sus letras).
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