Escribía Baudrillard en su ensayo “La transparencia del mal”, a propósito de los fenómenos extremos, que si algo caracteriza a nuestra sociedad actual es la “disolución”, el “desplazamiento” y la “ausencia”... “Disociación” de conceptos... conocidos por todos, dados por supuestos, claramente identificables... Pero no tanto... Así pues, dice el, ejem, francés... El sexo esta en todas partes... ¡Salvo en el sexo!... Te venden desodorante, dentífrico, churros, una hipoteca mostrándote unos pechos turgentes e imposibles, sugiriéndote (y ni te enteras) una vagina, penetración, un cipote, una... ¡Qué coño!... que la moda incita al sexo, muestra (más que viste), hortera y chabacanamente desviste (y provoca más que muda)... Sexo en televisión, en la calle, los urinarios, los diarios, la farmacia, un coche potente, fama, belleza, riqueza y poder... mi exvecina lolita (y DJ), la camarera nueva con la falda muy corta (y la lengua ya veremos), la amiga nueva de mi amiga, la (muy tonta) que te quiere sólo como amigo, las exs, las de más allá y la yum yumm, otra (otra vez)... En el ascensor, en el lavabo, bajo la mesa... ¿A mi casa (que ahora tengo aire acondicionao) o en el coche (que ya ves que es un Daewoo ¡y coño!, que no cabemos)?... Con esa prosa fatal a la Cioran, Artaud o Bataille, Baudrillard lo denomina “Desmultiplicación por contigüidad”... O todo es una metáfora, una parodia de si mismo, la cual ha perdido su remitente y deviene incapaz de definirse a si misma, de reconocerse incluso... Cual metástasis, el sexo está en otra parte, y en él ya sólo nos excita la evocación de algo ajeno al mismo, la parte por el todo, el fetiche, la simulación, lo extremo y la busqueda de otra cosa (mariposa)... Algo tan profundo como el sexo se ha vuelto superficial... El deseo está desplazado y tan sólo a través de “lo raro” y “desviado” pretendemos escapar a la insatisfacción, en un fenómeno condenado ya de por si a resultar esencialmente insatisfactorio (porqué no decirlo). ¿Resultado de dicha “disolución”?... El desplazamiento... Ausencia de sexo en el sexo... De la moda en la moda del arte en el arte... Todo es arte todo es sexo todo es... menos el sexo que no es sexo ni la moda la literatura ni el arte arte... ¡Pa cagarte!, todo cuela todo vale... o un váter sin más, en medio de un museo ¿qué es?, sino una mierda, darle la mano al obispo, una paja (ni que sea mental... como si alguna no lo fuese). Y en fin... Así desglosa Baudrillard, desmonta uno por uno, cada uno de esos temas que tanto interesan a pequeños y mayores... No olviden este verano calentarse (aún más) la sesera con un sesudo ensayo filosófico... Siempre pueden resguardase de la solana con él. Baudrillard, Jean, La transparencia del mal, Barcelona, Anagrama, 1993 Mi cabeza se vaaaa... Estúpida idea salir a pasear (recordemos: Lleida) a las cinco de la tarde... Demasiado sol para tan poca cabeza... ¿De qué coño estaba hablando yo?... ¡Ah si!... Verano, eso... Playa: Terreno sin asfaltar, enchufes, conexión telefónica, adesele ni sombras en el que, especialmente las mujeres, vuelta y vuelta como los bistecs, se hacen (perfectamente) las muertas durante horas. Y a ese paso lo conseguirán, de aquí a unos años (o menos). [ Disculpen el tono tan (constantemente) sexual del escrito... No sé qué coño ni qué cojones tendré en la cabeza últimamente, joder... ]
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