En los inicios de toda relación de presente “más que amistad” y algún posible “más que amigos” futuro, los participantes en la misma se comportan como cada uno cree que al otro le gustaría que fuesen, respectivamente ellos y colectivamente (no si mismos) ambos, pero de una forma estética y visualmente compatible. Si tan sólo es uno de los participantes quien adopta esa camaleónica actitud, la relación no tiene ningún futuro... afortunadamente, aunque ahora no lo creas, por mucho que insistas y te duela, por ejemplo: que el otro ni (no) se moleste lo más mínimo en ser otro, no muy suyo ni si mismo para gustarte. Si ninguno de los dos adopta esa moldeada y moldeable actitud, complaciente con los gustos y expectativas del otro, la relación, caso de prolongarse y perdurar en el tiempo, es de mera, simple y bienaventurada amistad. Y un amigo es para siempre (que dicen los anuncios). Mejor que nada; de hecho lo mejor que te puede pasar (aunque seas un croissan). Aunque desgraciadamente suele no incluir sexo. Francamente y en verdad te digo, sólo amiga, nada más que amigo... mía, mío, es así (no lo he inventado yo). Que la relación tenga futuro no implica que ésta... relación... ése... futuro, sea positivo a la larga ni vaya para largo, sino precisamente todo lo contrario, es más: será peor cuanto más dure (y más dura será la caída). Difícilmente alguien (ni Rimbaud) puede constantemente ser otro, sin interrupción... Imposible dos a la vez. No obstante, de pedir lo imposible (y serte concedido) recibe el nombre de matrimonio (arrejuntaos o pareja de hecho, seamos modernos... también sin interrupción que decía Baudelaire). Y no es ningún milagro sino más bien una condena perpetua. La realidad virtual está más cerca de lo que crees, quizás al otro lado de la cama (que no es el cojín: los cojines no roncan), y el simulacro resulta ser lo único real. Como drogados de por vida. Por ello lo mejor es descartar el noviazgo, pretender y ser pretendiente, o pretendido, pretendidamente... y la mejor opción resulta practicar sexo entre amigos... con desconocidos o solamente conocidos (y siempre con boina): en el primer caso te conoces (y reconoces) lo suficiente como para saber cómo es cada uno (de los dos), y no tener que fingir ser otro (cada uno) dada la confianza (no ciega sino evidente: somo lo que hay lo que vemos). En el segundo desconoces lo bastante al otro como para (despreocuparte de) no tener que ser de otra manera, sino cada uno si mismo (como la masturbación)... Amiguitos, desconocidos conociéndose o conocidos que van a más: si siendo igual de trastos, paquetes y enseres domésticos os habéis gustado, incluso puede surgir algo, sin pretenderlo... aceptablemente sólido y auténtico (es, eres, sois... lo que hay, no lo que te gustaría), duradero (o no, pero lo que deba ser) y divertido (eso seguro)... Hasta amor en minúsculas... ¡Uauh!... ¡Imagínate! Y si no, que os quiten lo bailao. Ele [ No importa nada al amor que la amada / No haya existido jamás Machado... O aquello que mayormente y más a menudo solemos identificar, reconocer, señalar -paradójica y románticamente además- con el amor, o el amor (por el que) que más sufrimos: pasión, frenesí, deseo, atracción... y desengaño, sea más que una infección, un virus... o paja a cuatro manos ] PD: La canción es de Dinosaur Jr, I feel the pain... en cabeceras anteriores, ahí arriba, la podéis escuchar completa
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