La diferencia entre un excéntrico y un loco se encuentra en gran medida determinada –y cuánta más medida más diferencia claro está-... por el volumén de su cuenta corriente, el tamaño de su fama (o falo lacaniano), por su clase social... ¡Pero qué gracioso, qué original!, jujuju... ¡Anda quita de aquí zumbao que te meto un guantazo!... de lo uno a lo otro algunos euros van, vamos, leve diferencia... Dalí estaba zumbao, ¡menudo descubrimiento!... ¿que era un genio?, mala leche seguro tenía, pero la verdad es que me rebientan esas coletillas que ponemos a algunos personajes históricos, populares o famosos... Y es que para que te rían las gracias tienes que pintar algo, como Dalí, y no precisamente las paredes del recibidor. [¡Qué sí coño!, ¡que me gusta dalí!, pero al próximo que vuelva a decir que es un genio va a ver el mío, ¡cohones!, qué pesaos...]
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