Una de las escenas más deprimentes de la historia del cine –seguro que ya has dejado de leer-, es sin duda el inicio de Cowboy de Medianoche... John Voight parte, sube a un autobús, a SU autobús; su exceso de amabilidad saludando a todo el mundo al ir avanzando por el pasillo, masticando chiclé como un poseso... diluyendose al avanzar, cada vez más... La sonrisa desinteresada, gratuita, resulta derrotada, vergonzante, el chicle más espeso... Mira a un lado, a otro, buscando contestación, un gesto tan sólo... Nada... Se incomoda en su asiento de sky, pegajoso, ardiente... El sol de media tarde, cegador, imperturbable como el resto de pasajeros, acaba deslumbrando su anterior entusiasmo. Avergonzado, se refugia en su sillón, mira por la ventana con un ojo cerrado... Sol. Cegador, imperturbable sol. Sin gesto. Nada más que sol... Agarra su sombrero con una mano y, definitivamente se hunde en él. Un pasajero más ha llegado antes de salir. Y eso es sólo el principio de un viaje condenado de antemano, una derrota a crédito para nada complaciente y menos asumida, que la convierte en algo más que un fracaso... Un soplo de esperanza aún, tan ligero como extraño, ajeno a uno mismo... Ser otro quizás... Tremendo peliculón, banda sonora, actorazos, todo... Everybody is talking at meeeee... ... ... Y hablando de hablar... escuchar a Arrabal y la voz de la minoría silenciosa en un antiguo e histórico programa llamado La Luna... Tenía el video entero de ese día, pero se lo tragó el video, harto quizás de tanto arte, porno y ensayo... Hablemos ya de mineralismo, cojones !
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