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soy bastante cobarde en lo que a dolor se refiere... dolor anticipado me refiero, pues nada me aterra más que imaginarme un dolor que inevitablemente voy a sufrir, o me va a ser infringido... Como el vértigo es el deseo de precipitarse o sentir, el frío punzante en los ojos que provoca la vista de cualquier objeto afilado, ese brillo reluciente e irresistible... supongo es más el desconocimiento del mismo que el dolor en si, pues este último lo soporto bastante bien, muy bien incluso... o todo lo bien que se puede -padecer y- decir, de un sufrimiento físico. Precisamente será por haberme recreado previamente, con absoluta precisión -aunque cierto es, relativo desconocimiento- en la idea de un dolor demasiado concreto, demasiado concretamente... ... qué parte de mi cuerpo -y cómo- va a ser agredida, la fricción de una aguja y la tensión en la vena, el temblor de un tejido y el fluir de un veneno o antídoto, la constancia y repeticiones de una palpitación, de un músculo o tendón, el crujir de una articulación, algo sumamente afilado y metálico desgarrando tu piel, y el vello erizado es su miedo ... Ese sofoco que recorre tu columna hasta el cogote y las sienes, y te hace resoplar... bfffffff... y aspirar hacia dentro entre dientes.  cuando esperas lo peor, todo lo malo resulta igual de nocivo y doloroso -pero sufres el doble-. no te prepara ni alivia para nada el conocer un daño, cuando éste tiene lugar... pues si no sucede también te ha dolido. las sorpresas, incluso las desagradables, son preferibles siempre a lo habitual, aquello dado por sabido, o el conocimiento es dolor, nueva acepción de la célebre y -nunca mejor dicho- cierta frase. no hay mayúsculas ni paréntesis: pues escribo con un dedo de la mano izquierda tan solo -y soy diestro, no torero ni tenista, zurdo contrariado mejor-... epicondilitis... la infiltración es dolorosa, sí... pero mucho menos de cómo había imaginado... le añaden lidocaina al compuesto, y a los 30 segundos no sientes "tanto" los dos minutos restantes... para el 25% de los infiltrados los 2, 3 días siguientes resultan muy dolorosos ha dicho el doctor, después de inyectarme... lo confirmo y me reafirmo... pertenezco una vez más a la jodida minoría silenciosa -que decía arrabal-... fshhhhhhhh... aspiro entre dientes y sufro... en silencio como las hemorroides lo mejor es no estar nunca preparados para lo malo, vivir relativamente inconscientes; pues algo peor, pero siempre diferente, podría sorprendernos gratamente -incluso-.
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