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El principal inconveniente de pensar en el pasado excesivamente es... que lo tienes demasiado presente... Si además convives con él, el problema se acrecienta hasta el punto de inmobilizarte, paralizarte completamente en cualquier sentido (y en todos los sentidos); en todo momento concretamente y en concreto en un momento (pues sí, muy concreto) donde no estás (o estás inconcretamente); que es en el que no estás y que ni tan siquiera era como recuerdas...  Estabas entonces, pero seguro no así, como ahora crees... Por tanto no es (ahora)... era o fue en todo caso (y de otra manera)... Lo que crees que es, hay o está no existe, ni mucho menos de la manera que crees... No hay nada (y además es otra cosa)... [.. Y cualquier excusa es buena (o bien mala mejor) para dejarse llevar... por el pasado. Como no tenemos lo que queremos (y teníamos), no tenemos nada (ni queremos otra cosa, y ahí nos quedamos...)] No mires (tanto) atrás o te quedarás sin futuro (y estrábico), no te enterarás de lo que tienes al lado... y te empotrarás de narices con una farola incluso... pues quién vive del pasado muere un poco cada día, o el olvido es necesario para vivir, mañana y el ahora, ahora y el mañana (dios dirá)... No hace falta ir siempre adelante para avanzar... A veces con saber estar, y estar lo suficientemente bien (si te lo permites) es más que suficiente (para estar mejor que mal al menos, más que menos y al menos estar –de una puta vez-).
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