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Pues (tras dos horas más de cola, faltaría más) ya tengo móvil... politónico, gprs, eurocalculadora, javagames, noséquémás, y gris oscuro... No sé, yo sólo le pedí un teléfono sin cable, y a poder ser con mensajes para enviar tonterias a Mon... Pero era lo mínimo que me podía ofrecer, insistió... La tecnología es lo que tiene: complicarnos la vida con funciones “no básicas” en lugar de facilitárnosla... o posiblemente quizás -que cantaba Björk-, me han vuelto a “enredar”... La necesidad crea el órgano dicen... y seguramente el comercial los packs, accesorios y complementos a juego. Un móvil, sí, y dos números, pues me aconsejó comprar uno nuevo y utilizar en él la copia de la tarjeta perdida... con lo cual tengo un número entrante y otro saliente hasta consumir el saldo de regalo que acompañaba al estratosférico teléfono. He tenido tres móviles... El primero lo encontré en el portal de casa, dentro de un par de zapatos rotos y abandonados... Era como de la primera guerra mundial (solo le faltaba la manivela), con lo cual nadie lo encontró a faltar... El segundo ya fue de primera mano... Murió a los dos días ahogado en un gin tónic de bombay tras una llamada inoportuna, pues desconocía la escasa capacidad de flotación y la no sumergibilidad de dichos aparatos (el secador automático de manos del lavabo no lo pudo salvar, sic...). Tuve la fortuna de hallar en un papelera, diez días después a la defunción del previo, otro móvil, cargador incluido, con lo cual imagínate cómo resultó ser... fijo más que móvil, pues siempre lo tenía enchufado al cargador, y a las pocas horas de separarlo de él se fundía en un plis. Pues eso, que ya tengo móvil de nuevo (y nuevo); podéis continuar no llamándome (como siempre), que siempre os contestaré.
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