Si sacar conclusiones nos aleja a menudo del objeto o situación a explicar, resumir algo es quizás la mejor manera de convertirlo realmente en inexplicable, cuando no de explicar lo injustificable... O precisemos, la peor manera de explicarlo y la mejor de hacerlo resultar incomprensible.... ¡Vaya lío!... ¡A eso precisamente me refiero! Resulta pues una estrategia óptima a la hora de exculparse, desentenderse, marear la perdiz, justificar, soltar la liebre o hacer una encomiable cassola de troç o una olla barrejada incomible con todo ello, o hacer comestible interesadamente cualquier cosa, que es muy diferente: Coges por los pelos un poco de aquí, un poco de contradicción y desliz de más allá, lo ligas con una vinagreta retorcida y absurda, salpimiéntalo con tu veneno, que resalte el sabor de lo propio, el bouquet de tu beneficio, aderézalo con todas tus malas intenciones; preséntalo eso sí, en bandeja de plata y con amabilidad exquisita y absoluta correción. Luego házlo tragar metiendo el puño hasta el codo en la boca a quien quieras, un embudo si hace falta... El plato del día: Mentiras como puños al corolario de les fines herbes... ¡Que aproveche!... A quien lo ha cocinado seguro que sí. Verdad, mentira... o el colmo de la síntesis: una estadística ligerita y de entrante... o saliente.
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