Eres buena persona... Mucho y muy buena persona, además de inteligente (mucho más que la mayoría de gente)... Pero durante (ya) demasiado tiempo te empeñas en demostrarme todo lo contrario. De ambas cosas. No sé con qué intención ni porqué, placer, rencor, desencanto, enfado, disgusto conmigo/contigo/contodo, te empeñas en (tratar de) ponerme en ridículo, evidencia, incomodidad, faltar, avergonzarme y más cosas (que llegan al insulto) ante terceros, o incluso segundos ante los que tu resultas tercera parte en esos momentos. Es más... Eso sólo sucede precisamente ante terceros, no entre tu y yo (que un diamante no es para siempre y una amistad tampoco necesariamente). Me sabe más mal por ti, que te aprecio y mucho, que al fin y al cabo vergüenza tengo poca, casi tan poca como autoestima. Sí en cambio criterio e independencia, como para que me importe tres pepinos lo que opine la gente de mi. A usted en cambio sigo (man)teniéndosela. El respeto y la estima, y espero que la amistad. [ Parece que no me conozcas, o a veces me pareces desconocido ] No me interesan los amigos presuntos, supuestos o a crédito y las “en el fondo” buenas personas, sino los que ejercen como tales, y a diario. Por ejemplo hacerte sentir bien. Hacer sentirte bien. O al menos lo intentan. Si es todo lo contrario imagínate. Hasta la próxima, nos vemos (y no necesariamente en los bares). Alfred ( * Titulo semiprestado de Stefan Zweig )
|