"Usada adecuadamente, la estabilidad, no solo la económica, te ofrece libertad, eres más dueño de tu vida"... Ummm, de acuerdo con M., en parte discrepo -¡siempre esa dichosa "parte maldita"!-... De acuerdo en que la estabilidad economica “garantiza” ciertas necesidades básicas, y te permite disfrutar otras comodidades suplementarias, y por tanto al "poder escoger" cuáles, cuántas y en qué cantidad las disfrutamos, amplía nuestra capacidad de elección, libertad efectiva en definitiva... y tu tranquilidad seguro, como una confortable religión en que creer con los ojos cerrados, independientemente de resultar falsa... Serenidad ante todo, reina la calma... el coste es nuestro esfuerzo, y nuestra fe ciega en ella. ¿Hasta que punto permite o ayuda, y de qué manera la estabilidad limita nuestra libertad? Las comodidades devienen costumbre cuando no necesidades, cada vez más caras de conseguir y de mantener; las libertades obligaciones, y ya no sabemos, no tenemos dónde elegir, voluntad ni tampoco ganas de hacerlo; olvidamos dónde quedó esa satisfacción, estamos en libertad bajo fianza, y la estabilidad cae tediosamente al suelo por su propio peso en el quinto asalto. La garantía ha caducado, y el seguro no cubre los imprevistos. ¿Dónde esta la felicidad que nos habíamos prometido?... ¿A cuánto va el quilo de estabilidad?... Demasiado cara creo, para lo frágil que resulta.
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