Ayer reencontré –entre otras cosas...- el póster de “Léolo” que estuvo colgado durante años en mi habitación... Apedazado, reconstruido con celo amarillento del tabaco, repintado con cariocas en las partes que habían perdido el color, y con algún que otro garabato sin sentido -dibujos distraidos seguramente-... Creo que deberíamos tener cuidado con ciertos recuerdos, esconderlos estratégicamente para que surjan en el momento adecuado... y nos encuentren a nosotros en el momento oportuno... Léolo es uno de los más extraordinarios e impactantes documentos sobre la locura que ha aportado el arte en general y el cine en particular, y una de mis películas favoritas sino la primera... Locura como motivo, medio y objeto, poético a la par que estremecedor; a observar, a compartir y sólo así empezar a “comprender”... aprehender por todos los medios a los que el malogrado Lauzon recurre sin descanso: todo lo que nos muestra tiene un significado, directamente y por omisión: palabras y silencios; imágenes, mostradas u ocultas, música, letras... Léolo: así decide nombrarse Leo Lozeau, “nacerse” fruto de la inseminación de su madre por un tomate siciliano y alejarse así de la herencia paterna, señalada por la locura. La palabra devendrá su via de escape –en un entorno familiar y urbano donde la cultura resulta un lujo inaudito-, la única salida con la que intentará reestructurar su realidad y sobre-vivir a esos monstruos cotidianos... Escapar en definitiva y por medio de la escritura a ese gen imparable y demente que lleva consigo, al destino con el que convive en su ordinaria locura... “Porqué sueño no lo estoy”, se repite Léolo incesantemente... Porqué sueño no seré... Los monstruos existen, como alguien cercano y ajeno a la vez, temido por esperado (ansiedad), negado por conocido (angustia)... ¡Luchar!... Pero las palabras nunca sirvieron de nada... ¡Desintegración!... Finalmente los monstruos vencen en uno mismo, ahora como algo propio que acaba devorándolo y convirtiéndole en uno más. Léolo es una película de terror: angustia y hechiza, aterroriza y encanta... o si miras fijamente al abismo su mirada te devorará. "Iré a descansar con la cabeza entre dos palabras en el Valle de los avasallados"
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