Y al séptimo día… ¡Llovió!... ¡A cántaros, ole ole!... 800 niños se suicidan por no poder ir a la playa… Me pongo la parca alemana (¿y qué coño hago con una parca alemana en agosto?, pues ya ves...) y voy al Caprabo… El día anterior había gente “fuera” para entrar al supermercado, entrabas y mientras comprabas por los pasillos ya estabas haciendo cola en las cajas… Hoy estoy completamente solo… Me agencio botellas de Bombay, Moskovskaya, Merlots, Heinekens, tónicas Schweppes y Vichys Catalanes, que hay que cuidarse… Cargo los bolsillos con cervezas y la petaca de vodka y voy al chiringuito de la playa (que por cierto está cerrado pues sigue diluviando). Me hago combinados de vodka con cerveza y leo “Cronenberg por Cronenberg” de un tirón. No hay niños con pelota, no hay gente con gente, no hay sol, pocas estrellas, ninguna luna, y hace fresca... Un gran día de playa… En la terraza del apartamento me abro un merlot y ceno espárragos cojonudos y queso curado con jamón ibérico sin pan viendo en el portatil el programa de Redes en que Punset entrevista a Cronenberg (bajároslo de la mula, está muy bien de veras…). “Un artista no es un ciudadano que pertenezca a la sociedad. Esta destinado a explorar cada aspecto de la experiencia humana, los rincones más oscuros, aunque no necesariamente; ahora bien, si es lo que te atrae, hacia ahí debes encaminarte. No puedes preocuparte por lo que la sociedad considera buena o mala conducta, buena o mala exploración. Por eso, en cuanto uno se convierte en artista, deja de ser ciudadano. No tiene la misma responsabilidad social.” David Cronenberg. Quizás uno sea (o no) medio artista, muy probablemente tendamos, nos atraigan y encaminemos hacia lugares similares, de lo que estoy seguro y me considero es un completo irresponsable social, una persona sin importancia colectiva, nada más que un individuo (que decía Céline), un ciudadano de tercera, y va con segundas... Lo primero que necesita la gente para (llegar a) Pues al octavo granizo, ¡toma ya!... 800 niños tuertos de las pedradas por negarse a marchar de la playa… Son cuatro gotas mamimamimamiiiiii… Y yo que me alegro (y ya es raro últimamente). No, si aun me van a sentar bien (y todo) las jodidas vacaciones...
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