Me alegro mucho que le vayan bien las cosas... ¡No no no!, lo digo de verás... No pienses que... Que me haga sentir mal eso... ¡Qué coño!, si es todo lo contrario, pero... Pero eso, que no hace falta que lo vea, que no me hace sentir bien A MI... No... emmm, quiero decir... que me alegro (pero no me apetece verlo)... Pues sí, venga, reconozcámoslo... que me hace sentir mal CONMIGO mismo el comprobarlo, joder... No suena muy bien eso, pero... No es egoismo, o envidia o, ves a saber tú... Porqué yo no tengo ni idea ni quiero averiguarlo, lo que siento o porqué me hace sentir mal eso, y mucho menos sentirme culpable, encima, debajo y por todos lados, por sentirlo... No creo que venga... No creo que sea necesario... Ni que esté, ni yo, ni venir, ni nah, ni tener que sentirme extrañamente incómodo por "saberte" bien... Permíteme no estar. Y tener suficiente con saberlo... Que estás bien, que lo haces fenómeno... Sí, lo sé (y no vengo)... Y si no lo supiese quizás también preguntaría, seguramente tampoco vendría... Respetemos nuestros más hermosos e intensos, dolorosos y preciados recuerdos, pero tampoco comprobemos excesivamente como se encuentran estos, ni mucho menos convivamos diariamente con ellos... Ya somos lo suficientemente aprensivos, pesimistas, desgraciados y quejicas, como para encima hacernos todavía, aún, ahora y además, mala sangre... Pues todos los hombres tenemos un profundo dolor con nombre de mujer (que conviene no pronunciar). [Y mucha suerte, que te vaya bonito y bien suave]
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