[ Quien diga que eso no es un haiku –de la escuela Shinkeiko, blanco y amétrico eso sí- miente miente miente... como un bellaco, dos Rajoys, tres Acebes, cuatro Aznars... como ella... y su exnovio a ella... Como El Mundo y La Razón... como el presidente de mi escalera y la jodida vecina histérica de abajo ] Pues los móbiles ya son naturaleza... naturaleza muerta en mi caso... Y el bar siempre lo ha sido... Todo... ¿Dónde va todo?... sino a las tabernas y a las casas de putas... legó un bar a un borracho François Villón, en su testamento, chimpón. [ Me pongo –como todos dirás-... muy muy zen... las cámper y me largo en pijama al bar de siempre... como siempre... lo de siempre –pero con media tónica sólo, solamente por favor-... sirva mi atuendo como enérgica y cómoda protesta contra una irreductible soledad a la que cada vez más me cuesta me cuesta me cuesta –cuesta hacia arriba... imagen poética, aliteración, licencia literaria, repetición-, incluso intentar poner remedio, remendar... No te pienso llamar... más... ... de un par de veces a la semana ]
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