No tenemos tiempo para nada, y cada vez menos... Tiempo de vernos... De permitirnos no hacer nada.. O simplemente de-venir (y volver-nos) sencillos. Aprovechar el tiempo es una obsesión utilitarista... el tiempo que no tenemos, el que perdemos, el que nos falta, del que querríamos disponer... y acabamos consumidos por él... el tiempo que no transcurre. Ningún perro se ha meado en nuestro coche en marcha, no podemos subirnos a varios trenes en el mismo momento. La velocidad de las cosas nos supera: queremos abrazar y abarcarlo todo. Y no llegamos, no llegamos a ninguna parte (y quién quiere llegar a algún sitio, puede, y menos así -yo no, no llego ni puedo-). [ Será posible encontrar la tranquilidad entre los ruidos? ] Somos acumulación, dispersión y simultaneidad. No estamos al 100% en nada ni bien del todo en ningún lugar, ¿con alguien?, difícil así. Hacemos 100 cosas, estamos en 100 sitios a la vez –y no estamos en ninguno, en algún ahora-, las dejamos a medias y empezamos otras cien, a su vez. Todo son tareas pendientes que no acabaremos, proyectos que tenemos que iniciar, otro momento será siempre (que no es nunca). No tenemos tiempo que perder, no tenemos tiempo para nosotros mismos. Para algo entre nosotros. Sólo tenemos y tienen un minuto para ti, minuto que debes compartir con mierdas de cosas urgentes, con otras cosas que piensas en ese momento: estamos siempre en otro lugar también. Dejamos para mañana lo que podríamos hacer hoy (por fin). Optamos por lo urgente en lugar de lo significativo, seleccionamos y damos importancia a lo urgente, cuando realmente lo urgente es lo menos importante. [ Podríamos ser un sabroso paréntesis ] Queremos hacer y estar en varios sitios a la vez... Ceno delante del PC y te escribo un mail... Hablo por telefono, camino y choco contra una farola. No deberíamos dejarnos llevar ni ser arrastrados, por el ritmo de las cosas... Estaría bien, de vez en cuando, de forma habitual y sistemática, concentrarnos y centrarnos, cambiar de prioridades, saber descubrir cuales son, identificarlas y hacerles sitio, hacer cientos de pausas que se conviertan en lo sustancial, dejar sitio para algo inconcreto, poder hacer todo lo aplazado, todo lo pendiente, no hacer nada –en concreto ni urgente-, hacer algo –y sólo eso- y que nos aproveche, desaprovechar el tiempo con uno mismo, con alguien, contigo. Dejemos un poco de espacio al tiempo que no tenemos. Demos tiempo al tiempo, pero a nosotros primero. Tengamos tiempo para estar, saber estar, estar bien, me refiero.
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