![]() Sabio y delicatessen es, el pueblo español (a los resultados electorales pasados nos remitimos), en confirmar nuevamente al huevo frito como su comida (con perdón) favorita (según leo en el dominical de La Vanguardia –no sé de que año ni mes-)... Primus inter pare, one and only... dos de cada tres encuestados así lo manifiestan (y a coro: “Quereeeemos hueeeevos conpataaaatas... hueeeevos conpataaaatas... hueeeevos con pataatas!...). ¡Yum yummm!, nada más apetitoso, reconstituyente, bueno, bonito y barato... que un huevo frito... Pongamos nuestro estómago a punto de nuevo... de paso en un compromiso al camarero con nuestra insólita petición... ¿Quién negaría el pan y la sal?... ¡Pues un puto huevo frito con patatas aún menos!... ¡dos!... ¡no!... ¡tres, por favor!... ¡y tres estrellas también! Variantes solventes y garantizadas resultan también ser, a saber... - La vichyssoise - El vichy catalán (¡nah de sucedáneos!... ¿el vichy?... ¡catalán!). - La ensaladilla rusa (con mucho pan –del día-). - Tortilla de patatas de bar “Bar” (10 cm. de alto mínimo, pan con tomate y muuuucho mucho aceite 1º y sal) - Pulpo a la gallega o jamón de bellota (consulta de saldo, acompañantes y colecta previa necesaria) - Vermut del Blassi (¡danger!: psicotrópico –no conducir, ni antes ni especialmente después, como mínimo tu coche [si lo encuentras]-) ... ¡Y a la batalla de los planetas de nuevo!
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