Hay mujeres sin corazón, muchas Muchos corazones sin sangre, demasiados Demasiadas cabezas vacías, llenas de bocas Como calcetines y bolsillos llenos de agujeros Negros agujeros y agonías de colores Blancos perfectos a los que llega su hora Un reloj que no suena, y es tarde Tardes para morirse, que pasan Y pasa una hora Dos, tres, cuatro Y un número que no se deja marcar El tuyo
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