En alguna ocasión anterior afirmé que las drogas no eran malas, negaba los grandes y maniqueistas NOs... Me permitía en cambio, con la boca pequeña, pronunciar un leve sí... En ningún caso no obstante afirmé lo contrario... porqué no, las drogas no son buenas... siguen sin ser malas pero no, no son buenas (en si ni del todo) que no... En primer lugar las drogas no son buenas porqué (las que podamos consumir) resultan ser de una calidad pésima: Puedes estar inyectandote el estucado de una pared o esnifando talco, fumando mierda de cabra o ingeriendo simple y llanamente lo contrario de lo que pretendes consumir, y provocar con su consumo. Lo que obtengas es una suerte (buena o mala pero que ya no depende de ti, y así no lo quiero...). En segundo lugar por aquello que pretendemos conseguir con ella, la mayoría de las veces engañandonos, a priori, durante y a posteriori... ¿autoconocimiento?, ¿evasión?, ¿diversión?... Estoy por decir que ya empezamos a conocernos demasiado, y revelarse demasiado a uno mismo tampoco creo resulte ni a menudo provechoso, beneficioso en algún sentido ni ya, siempre divertido... Nos sabemos, y sabemos que podemos estar bien de otras maneras, que así incluso mejor, y así lo haremos de darse el caso, pero cuántas veces ¡y cuántas!, no hemos hecho sino empeorar la situación. Es conveniente estar sólo un tiempo, el que haga falta, para volver a necesitar a la gente; sólo de veras, para alegrate de ver a los tuyos de nuevo... Con las drogas sucede lo mismo, o debería... En tercer lugar por la adicción. La adicción psicológica me refiero. Estoy casi seguro que la adicción física en la mayoría de gentes que consume droga (aquellas que puedan provocar adicción) es imposible, dada la calidad y composición de las mismas... Todos somos yonquis, de alguna u otra manera... Lo que hay que hacer es encontrar y escoger, aquella adicción que no nos elija, y que nos siente bien. Depender por voluntad propia de algo que nos quiera, y nos quiera bien.... Dejemos la droga (pero no demasiado lejos), o sepamos hacerlo al menos (y hagámoslo alguna vez). Es la dosis la que hace el veneno, la intención la que realiza una función, la que puede cubrir una necesidad, la conciencia la que nos hace responsables, el conocimiento y su uso adecuado, el que nos puede hacer más sabios, más felices... y la falta, o el “poco conocimiento” que pongamos lo que nos convierte en estúpidos, drogados hasta el culo o lúcidos y despiertos como lechuzas, pero inconscientes a sabiendas. El exceso es la llave de la sabiduría, pero desconoces lo que sabrás, hasta que ya no sepas como regresar de ahí ni puedas ir a ningún otro lugar... y un vichy a tiempo es una refrescante victoria, si aún estás contento.... La alegría debería ser principio moral (y finalidad categórica).
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